Publicado el: Jue, 23 Feb, 2023
Opinión

La fama y la notoriedad son un error

La buena fama y el buen honor de una personas es una cosa  necesaria e imprescindible, pero la fama pública y la notoriedad pública tiene mucho de negativo y algo de positivo. 

¡¿Cuántas personas conocen a los grandes ejecutivos y empresarios de nuestra sociedad y país!? ¡¿Esos que tienen el poder de la propiedad de decenas/cientos de empresas, o trozos de grandes/medianas empresas, o gestionan y dirigen grandes y medianas empresas?! ¡¿Todos los días consumimos sus productos o sus servicios, conocemos marcas de mercancías y de servicios, nos llevamos todos los días los yogures o las salsas o los vehículos o los frigoríficos o realizamos viajes con tal o cual compañía, pero para nosotros, la inmensa mayoría de nosotros, no sabemos o no conocemos, ese producto quién es el dueño o propietario o quienes, si es una sociedad anónima o compartida, y, algo los gestores que dirigen en nombre de los propietarios esos entes sociales y económicos...!? 

¡¿Pero si conocerás el último y gran futbolista, el primero y gran cantante, todos o casi todos los nombres que presentan y representan sus vidas y sus biografías y sus hechos en las televisiones, eso de la ficción realista o show del realismo o reality show...!? ¡¿Sin contar la fama pública y la notoriedad de unos días o semanas, los quince minutos de Warholla, que después redujo como marca comercial a Warhol

¡¿Y, en los hombres/mujeres de la cultura-Cultura sucede lo mismo, si no alcanzas determinada fama y notoriedad, tus productos culturales, no son valorado lo suficientes, no son comparados o consumidos o interpretados o meditados, y, todos, todos los de este grupo o conjunto se lanzan a la plaza de toros para intentar con sus trajes de luces tener presencia cultural...!? 

¡Hay quién dice que hoy la cultura se ha convertido también en una carrera de aumento de la presencialidad pública, así, el adagio umbraliano, tomado de la tradición que hoy, un escritor tiene que estar apoyado y refrendado y monitorizado/mentorizado por un periódico, axioma que parece si se cumple en muchos casos...!

¡De ahí, que tantos autores, están siempre medrando, según la época, en los ámbitos y círculos culturales, sean tertulias café culturales, en otros tiempos, ahora, en radios o televisiones o periódicos o en Internet...! ¡Siempre el ser es el estar, y, el estar hace el/al ser...! 

La excelente escritora y articulista Rosa Montero, en un artículo: La popularidad es una burla, en El Pais, 15 de noviembre de 1998, nos relata algunos aspectos de esta cuestión. Todo el mundo como es lógico tiene que ocupar su lugar bajo la sombrilla del sol y de la luna. Todo el mundo, en su oficio y su profesión y su vocación desea ocupar los peldaños más altos de la escalera de su nicho económico y social. Todo ser viviente, nos diría, el viejo maestro Tomás de Aquino, todo organismo intenta vivir y sobrevivir. 

Pero la cuestión es si todas las llamadas y todas las formas y todas las materializaciones son semejantes e iguales y lógicas y racionales y morales. Qué es y qué no es lo justo y equitativo y lo conveniente. Han surgido algunos grandes escritores en Estados Unidos, que nadie conoce, ni su fotografía, ni su rostro, salvo los agentes literarios. Tienen prohibido todos los gestores difundir sus rostros/tez/cara, solo sus producciones culturales. Pero en general, en ningún producto cultural o arte o saber, hoy, se puede realizar esto. La cara y el rostro es lo primero. Cualquier periódico digital, exige que para publicar tus columnas de opinión, que envíes tu foto y, si no, no hay trato, no hay difusión, no hay publicación. Yo, envío, alguna foto real de hace unos lustros, y, al mismo tiempo, un rostro pintado casi abstracto, indicando que expongan el segundo. Pero en la mayoría de los casos los gestores de los digitales, exponen el primero, el de la foto realista... 

Opino y pienso y creo, que lo ideal, es que el producto cultural, brille o intente brillar, pero el autor o autora, quede en un quinto lugar. Que pueda seguir caminando por las aceras y no sea reconocido por nadie. Porque así, nadie ante ti, hace teatro. Nadie ante ti, representa un papel. Así puedes oír y escuchar mejor tu corazón y al pueblo. Así, nunca te alejas de la gran fuente y fuerza que es el pueblo. Somos pueblo, y, en el pueblo y del pueblo emergen las grandes energías. Puede que las elites y las clases altas dirijan/gestionen/manden las sociedades y los Estados, la cosa pública y la cosa privada. Pero el gran Amazonas del mundo, son los miles de millones que forman y conforman el pastel del pueblo. Pueden que las altas clases sean la guinda del pastel, pero nosotros, somos toda la tarta, toda la mermelada, la harina, el huevo, el bollo, el chocolate, hasta la caja donde va envuelta... 

Sé, que es un sueño indicar hoy esta realidad. Hoy, que todo el mundo necesita y desea el protagonismo, hoy, que si alguien no tiene suficiente visita de seguidores, en las llamadas redes de comunicación social, las personas pueden caer en depresiones y en baja autoestima, hoy, que la vida es tan compleja... 

Pero yo, modesta y humilde y mesuradamente pienso y opino y estimo y creo que la fama pública es un mal menor, pero mal, que lo ideal, es que tu producto cultural, o tu producto comercial o tu producto mercantil tenga un lugar preferente, pero tú, como los grandes empresarios y gestores, seas desconocido. O, al menos, ocupes un quinto lugar en todo este tinglado o teatro o representación del mundo. 

Así, se valorará o desvalorará tu mercancía cultural, pero no tu persona. Así, no pasará, como tantos que he ido conociendo por los medios de comunicación, que están durante varias décadas siendo los divos de la cultura, después fallecen o les toca una larga y grave enfermedad, y, ya no están en los candeleros de las televisiones-radios-periódicos-tertulias-conferencias-Internet, y, ya sus luces se van apagando y apagando y enmudeciendo.

Sobre el autor

- Sección en la que trataremos temas de actualidad con un sesgo literario-filosófico.

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