Nieva, llueve, hace enorme calor
No somos conscientes lo suficiente que somos Naturaleza, Naturaleza Humana, pero naturaleza que vive/existe en una Naturaleza-Orbe-Cosmos.
En ciertas zonas de la manta-meseta de Castilla, ya, nos vamos acostumbrando que solo exista una estación, el calor, el calor más o menos, pero siempre el calor, cuándo sueña la sinfonía de la lluvia, incluso agrada, salir a la calle, y con prudencia, dejarse mojar, un tiempo o un rato. Me temo que las empresas de paraguas, cada vez, van a vender menos utensilios tan útiles en estos lugares. Cuando ocurre la nieve, es un acontecimiento para los ojos y las manos y el paladar y el olfato, como en tiempo de guerras, dicen, que son los pasteles ofrecidos a los niños/as.
No voy a entrar en el tema del cambio/descambio climático, no porque no tenga conciencia de la gravedad de la realidad, más si sucede rápido, más que se pronostican que nos tocará, enormemente a estas mesetas del centro de la Península Ibérica, por tanto, los horizontes son preocupantes, no lejos, sino cerca, no mañana, sino ya/hoy/ayer. Sino que narraré, diríamos algo de lo que el corazón humano siente y presiente. Quizás, los que están en el Norte de Europa, temen el deshielo del permafrost con consecuencias impredecibles e imprevisibles, el deshielo de los glaciares, los cambios de temperaturas de mares y de océanos, y el cambio de las corrientes climáticas. La tierra es un enorme frigorífico/desierto que todo está interrelacionado...
Miramos al cielo azul o gris o nublado, y, hoy estaba pronosticado que iba a caer lágrimas de agua para rellenar y acariciar y besar la tierra y crezcan frutos, y, también las mejillas se alegrasen, rellenen los pantanos, porque necesitamos cubitos de hielo para el café en el gran agosto que es una sauna en la calle y, sin tener que pagar precio. Pero miramos por la ventana y respiramos el aire, a ver, si huele a la alegría y sinfonía de la lluvia. Pero la esperanza, porque por la tele, los vates del tiempo, hombres y mujeres, de rostros alegres, nos habían pronosticado el agua. Nos damos cuenta, al atardecer de ese día, que solo han tirado unas botellas de agua para toda la ciudad, y se ha dispersado en algunas gotas que solo han rozado la nariz. Esperamos y esperemos la siguiente tormenta o DANA o como quieran denominarla, que nos regale agua, pero no daños a vehículos y fincas y casas y personas. Solo necesitamos y deseamos agua. Ahora, ya no salen las procesiones pidiendo agua, los santos y santas por los pueblos. Otro cambio en/del siglo.
El premiado columnista y escritor literario, Alberto Olmos, publicó una columna titulada Cuando hasta la nieve nos la tomamos personalmente, publicado en el Confidencial, el 13 de enero del 2021, finalista del Premio Julio Camba 2022, en la que trata con sabiduría/conocimiento/entendimiento, de la diversidad de perspectivas del tiempo y la nieve y los seres humanos...
Pienso que un columnista literario de opinión, es el que intenta realizar un pequeño poema de palabras, unas cientos, y, desea, que perdure en el tiempo, que dentro de cuatro generaciones o un siglo, alguien la pueda leer y pensar y meditar y razonar, y le sirva, en algo y para algo en su existencia. Además, desea, pienso que desea que el lector/a no dedique mucho tiempo a leer, ya que la vida tiene muchas obligaciones. Y, en mi caso, que también, sirva no para convencer a nadie de nada, sino convencer a todos/as a que piensen, que miren en su corazón, en el viaje al trabajo, si es que en ese tiempo dedican a leer esas hormigas de palabras que son las frases...
Hemos olvidado que somos naturaleza en la Naturaleza. No entiendo y no comprendo del todo, a tantas personas, que se quejan del tiempo constantemente –a no ser que estén enfermas o sean niños muy pequeños o ancianos con demasiados achaques-, si hace frío porque hace frío, si llueve porque llueve, si hace calor porque hace calor, si y si...
Cierto que no siempre te agrada esa atmósfera que reviste tu cuerpo. Pero siento y pienso, que hay que vivirla con sosiego y tranquilidad, si llueve te enfundas el paraguas, si hace calor, pues bebes más agua, si y si... Así, diríamos te vas acostumbrando a las olas de la naturaleza.
Porque, olvidamos, que somos unos privilegiados, estamos existiendo en burbujas climáticas, apenas el tiempo nos afecta, existimos y vivimos, la inmensa mayoría en casas/pisos/viviendas que disponen de un mínimo de bienestar. Dormimos por la noche en paz, nadie vendrá a llevarnos a un campo de trabajo. No somos conscientes de la alegría y suerte, que disponemos, que nos dejan dormir desde los diversos poderes de la sociedad, tampoco estamos en la sabana y nos puede/a comer un tigre o un león de dientes de sable, como en el caso de nuestros antecesores...
Como hay que terminar, y, como indican que en un artículo, hay que situar el ethos, o la personalidad moral y psicológica, y, que hay que contar algo de si mismo. Debo indicar que yo también me he presentado a este Premio Julio Camba, creo que llevo unos años, no muchos, enviando la carta. Espero que quizás, alguna vez, toque la campana para mí, también para publicaciones en medios digitales modestos o de menor audiencia...
De todas formas, doy la enhorabuena a los finalistas de este año, 2022, y, reivindico al lector/a que sigan leyendo sus columnas, y a los concursos que les sigan otorgando premios en esta modalidad. Y, si es posible, que también, para que no suene a hipocresía, a este modesto escribiente y escriba y escritor, también le toque, de vez en cuando, alguna campana de laurel. Paz y bien...