Mi noche estrellada
Apenas está dando esta noche las últimas boqueadas, apenas te revuelves en este insomnio beligerante que te recorre hasta sus últimas consecuencias, apenas recurro a lo poco que me queda ya de este corazón que se descose a raudales y ya me apetece dejar a capricho volar la pluma.
Ahora que vivo la vida sin ti quiero que imagines la vida contigo, pero la vida real, no la vida que una mala racha te ha metido en los ojos. Nos ha metido en los ojos hasta, seguramente manipularnos adrede.
¿Cómo será entonces la madrugada? Quiero que veas como te veo antes de que la luna haga mutis por el foro, como te aferro a mí, como rebusco en mi mente las miles de formas que tengo para encenderte esa sonrisa, sí, esa, esa sonrisa que ha sido siempre mi mejor amiga.
Quiero que te despiertes de pronto y me veas con un café para dos y un poema recién hecho, quiero que me descubras a las claras del día pasando a limpio estos sentimientos que tenía intención de dejarte junto a la almohada, pero que de pronto me descubres y me obligas a leerte al oído… y nos reímos porque me chafas la sorpresa.
¿Ves? Otra vez estás sonriendo cuando descubres el te quiero que te he dejado en un trozo de papel que he pegado en el espejo del baño. O en este texto que redunda en tus adentros y en los míos.
Quiero que notes como te abrazo por detrás mientras te lavas los dientes, como me paro en medio del mundo para darte un beso. Quiero también sentir escalofríos cuando te diga hasta luego en la puerta de tu casa, agarrado al deseo de volver a verte mientras tú a lo tuyo, me muerdes adrede los labios y el alma.
Y sin embargo aquí me tienes, desenvainando estas letras que me resisto a quitarte.
¿Sabes? Estas letras siempre fueron tuyas y, la verdad, demasiado tiempo ya has pasado sin ellas para que ahora pongamos punto y final, para poner un epílogo malsonante a una historia de película.
Recuerda las veces que no pudiste leerlas porque no fueron escritas para ti.
Por eso apenas esta noche está dando ya las últimas boqueadas, y me vengo aquí, a este folio en blanco… y dejo a capricho volar la pluma.
¿No te gustaría despertar y ver cómo te escribo? Tiene que ser hermoso ver a alguien que rebusca palabras para hacerte feliz.
Yo ahora te imagino leyendo esto…y muero de amor.
¿Ves?, otra vez tu sonrisa.
¡Qué triste que estos momentos valgan menos que una intuición!
¡Qué pena que estos momentos valgan menos que un ataque de tristeza!
Buenos días.