Soy un afortunado de las dos orillas. Soy uno más, de los miles, que acogió nuestra vecina La Isla.

Aunque  a veces el tiempo, nos lleve a olvidar, es bueno recordar, que por aquí pasaron los mejores autores de Cádiz, desde  Antonio Martín, a Enrique Villegas, y que los grupos isleños, defendieron repertorios que daban miedo.

Este año se abre, un escenario totalmente diferente, gracias sobre todo, a las brillantes mentes que rondan por San Juan de Dios. Es aquí precisamente donde se van a forjar oportunidades, que en condiciones normales no se darían.

Es el momento de dar un paso al frente, si queremos volver a tener una nueva época dorada, hay voces, hay autores, locales. Me consta que se está trabajando muy bien en la cantera, y comienza a verse resultados, pero, si no se le da una continuidad llevándolo al siguiente nivel, el fin será el mismo de siempre. Estampida por la autovía, y lamentaciones.

Aquí, es donde hay que aclarar, que las grandes hazañas, comienzan con un paso, y que es la constancia, que por ejemplo están dando nuestros coros isleños, los que te pueden llevar a crecer y al triunfo. No se puede vender a un grupo, que vas a pelear con los grandes la final, el primer año, ni el segundo, hay que ser realistas. Buscar el compromiso necesario. El único secreto es, ilusión y trabajo.   Con ellos, se  puede alcanzar un nivel muy digno, y  a partir de ahí, esperar la recompensa, que sin duda llega.

Las agrupaciones isleñas, siempre han dado un gran nivel a lo largo de la historia. Nada nos impide, volver a ese camino más que nuestros propios.

Fantasmas. Ánimo y a pelear por los sueños, de teatro bocabajo, de gallinero rabiando, y de flores en la final.

Es el momento de recuperar el esplendor que merece, una tierra como esta, donde el cante es cultura, donde las voces brillan como el sol por la Magdalena, en mañanas de verano, y el arte rebosa por las compuertas de sus esteros.

Curiosamente, como las, por un tiempo olvidadas, y que poco a poco, van recuperando esplendor y pulso al tiempo.