Vida sana y feliz
Quiero contarles una experiencia personal, grata..., muy grata; sorprendente, ilusionante, llamativa y que, poco a poco, se está convirtiendo en el guión de mi vida. Sin buscarlo, sin quererlo, de buenas a primeras, esta experiencia, que quiero compartir con todos vosotros, lectores de mis retales, ha invadido mi corazón, mi alma y, sobre todo, mis piernas. Está resultando algo mágico, de esas cosas que no se predicen pero aparecen en tu vida de golpe y porrazo. Un anuncio…, alguien al que conoces de vista y después de 18 meses confinados por la covid-19 con problemas físicos te preguntas, y si...?
Al principio fui con pies de plomo por si era el típico tangazo común, luego al tantear la situación y experimentar un ambiente profesional y cargado de buen rollo, animé a mi pareja a sumarse. Y luego ya comenzó el veneno, comenzó mi idilio de amor, un grupo mágico... Pero antes de llegar ahí describamos que vi.
En los meses de confinamiento, preocupado por la salud de mi pueblo, me meto en las redes y capté la atención de gente necesitada de hablar y conversar, de dar y compartir, y gente aportando a los demás. Sigo buceando en las redes mientras me nutro y reparto y, cierto día, me encuentro con un personaje haciendo una media maratón dentro de las cuatro paredes de su casa, como oyen, media maratón alrededor de 21 kilómetros entre las paredes de una casa. Eso llamó mi atención de forma sobrenatural, ya que más allá de la locura de hacer eso y lo gracioso o paranoico en términos cariñosos, el mensaje que leí para mi fue mucho más profundo... Se puede... todo es querer... a mí, no me frena el virus.
Ese espíritu me impactó y debe ser que, mi forma de ser, se queda con las personas de este porte y por azar o el destino, por el aquí y ahora, o por alineación de los astros, vete tu a saber, me encuentro delante de mi vida a ese personaje y su grupo Vida sana y feliz. Mi cuerpo entumecido aún, lo rehabilite con fisioterapia, tratamiento y cuando lo puse a punto lo llevé a su trainer y me puse manos a la obra.
Este grupo, más allá de lo que pueda ser y a lo que se dedica, eso búsquenlo ustedes en las redes (no me gusta dar publicidad...).
Es un grupo humano que contagia con un fin común, pero más allá de temas personales, de marcas o ritmos, es un grupo que es muy difícil de encontrar y más difícil de explicar hoy en día. Como todo en la vida hay quien bebe a sorbos cortos y hay quien lo experimenta todo a la enésima potencia, como es mi caso, y les pudo decir que, aún dejando a un lado, lo personal y no dejándome llevar por lo que siento que, dicho sea de paso, es mucho, muy profundo y mutuo con esta persona. Y lo que puedan aportar cada una de estas treintitantas personas al grupo, ya sean sorbos o intensidad máxima.
Con Don Migue Cabrera lo que se respira en Vida Sana y Feliz es amor, es bondad, es entusiasmo, fuerza, energía, profesionalidad y entrega en todo su esplendor, tanto en él como en el grupo. Cada día que pasa conozco más a cada integrante y me enseñan de la vida, por la vida y para la vida. Madres luchadoras, enfermedades que se superan por energía, problemas aparcados, superación y un sinfín de cosas más inexplicables que me regalan todos ellos en cada entreno. Pienso seguir aquí, no se cuanto, ni hasta donde, sé que ese veneno no es fruto del azar solamente, sino de personas responsables que se saben lo que se hacen, incansables, persistentes, cogiendo al grupo más difícil para experimentar esta experiencia. Me consta, que se lo merece, que el grupo hasta ahora es impecable, ojalá dure mucho tiempo, ojalá no cambies y sigas con esta energía siempre Miguel Ángel Cabrera.
Proyectos verdaderos con gente capaz de hacerlos posibles y un grupo humano mejor aún. Y ojalá yo pueda aportaros la mitad que vosotros a mí. Una sonrisa, un consejo, este retal.