Foto. Leonor Montañés Beltrán.

Te tengo en la página en blanco que me espera paciente, en las hojas de los árboles, en la arena de una playa cualquiera, en el viento de a veces que nos apaliza, en los libros leídos, en los libros que quedan por leer. Te tengo también en algunas lágrimas, en una metáfora del tiempo y en una imagen que define el silencio, en las nubes que hacen sombra, en la mañana que se abre al mundo cuando el sol rebusca la manera de asomarse.

Y aunque te tengo te busco siempre, en las palabras, en las lecciones que la vida me enseñó de niño, en la contradicción de verte encerrada en un poema a tu albedrío, en la tinta azul que me maneja las manos, en la sed y en el hambre y en el conocimiento.

Libertad cernudiana de estar preso en alguien, en su risa, en sus ojos, en su nombre, en su todo, en mi escalofrío, libertad de la maravilla de la noche que nos atrapa y nos hace libre, libertad en la luna que a veces sonríe, a veces se entristece, a veces no está, a veces reina en el centro mismo del universo. No hay nada más libre que eso, ser siempre lo que se quiere ser.

Te llevo conmigo como una bandera, como una religión, como el principio y fin de todo lo que soy y ya también de lo que seré. Te llevo a todas horas y te llevo, incluso allá donde se cruzan las mañanas. Donde la noche me permite recrearme en lo quiero sin intermediarios, con los ojos incluso abiertos, con la conciencia tranquila de la noche.

La libertad la encuentro también en la fantasía, en los caminos que se bifurcan y no nos deja más remedio que decidir, por nosotros mismos, por la libertad que la misma libertad impone.

Y nos impide ser libre la fe, la creencia alimentada con el  miedo, con ese miedo que amarra nuestras manos, que nos impide caminar, que nos detiene.

Y nos impide ser libre el conformismo, ese en el que habita la comodidad, el que nos arrastra y nos deja llevar por los acontecimientos, sin capacidad de obrar.

Son tantas cosas las que nos apresan, las que hacen de la libertad una utopía, un sueño ilusorio, algo que parece que no existe.

Vamos a liberarnos del mundo, de las opiniones ajenas, de todo aquello que nos aleja de la libertad que tanto buscamos.

Que buscamos en las alas de los pájaros, en las nubes, en el mar, en las estrellas, en el deseo, en la esperanza y en mis escritos, empeñados siempre en conseguir al final de cada texto una muestra de tu libérrima sonrisa.