Todos los pájaros oyeron pasar la noche
Versos tristes para José Manuel Caballero Bonald.
Hoy, por favor, vais a permitidme romper los renglones a pedazos. Estos renglones habituales quieren hacer un homenaje al genio jerezano y no se me ocurre mejor manera que con un intento de poema. Ahora que la mente empieza a nublarse también por las ausencias.
Ya La noche no tiene paredes, incertidumbre.
Llora Jerez entera por bulerías.
Cántico de la razón, ya casi inmortal, ya siempre eterno,
antología cabal de los cincuenta.
Tan caballero que se lo puso por apellido,
la muerte en mayo ha quitado adrede
Dos días de septiembre.
Ralea de vizconde y anarquista.
Las adivinaciones rimando sin rimar al verso libre,
barroco que se asomó a las estrellas.
La izquierda sin carnet, pero con letras.
Tres mil versos de Entreguerras,
Memorias de poco tiempo, aunque el tiempo
se le durmió en las manos casi cien años.
Las horas muertas se me fueron mil veces
En la casa del padre.
Campo de Agramante con la muerte,
que ha puesto lágrimas a Ágata, ojo de gato.
Memorias de poco tiempo, que tiempo queda,
flamenco de Jerez, España y la humanidad.
Patrimonio otra vez del mundo entero.
Pliegos de cordel,
las manos de un pueblo que olía a postguerra.
Anteo, lírica y jondura, flamenco y verso.
El Diario de Argónida, Coto de Doñana,
la hermosa puerta abierta de su casa.
Descrédito del héroe; guerras miserables,
derechos humanos, Manual de infractores.
Y la ¡Tierra! en la voz del Lebrijano.
Cuánto queda por aprender de tus desaprendizajes.
Laberinto de Fortuna, entonces.
Nueve de mayo maldito, la tierra sea leve.
Los pájaros guardan silencio a media asta, desde entonces.