El ser humano es tonto por naturaleza
Pensaba escribir un artículo sobre las elecciones andaluzas, sus posteriores lecturas, la relación con Cataluña y otras sandeces que están enarbolando la extrema derecha, pero otro hecho me ha llamado mucho la atención.
El título del escrito me serviría para ambos casos, pero quiero centrarme en Laura Luelmo y su fatídico final. Un asesinato, porque los signos de violencia están confirmados, que demuestra que el ser humano puede llegar a ser lo más cruel de la existencia.
Nadie podría imaginarse que una llamada para trabajar, que hoy en día es como si te tocara un premio, podría tener tal desenlace. Incluso cuando alguien va destinado a un pueblo piensa en cosas agradables, con su gente y la naturaleza, y no en un asesino.
Dicen que salió a correr, que apenas llevaba tiempo en El Campillo, que era de día, no iba buscando “tema” y tan sólo tenía 26 años. ¿Qué les pasa por la cabeza a esas personas que hacen estas atrocidades? ¿Les da placer el dolor que causan a sus víctimas, a sus familiares y amigos?
Me da igual el género de la víctima y el del agresor, estamos hablando de vidas humanas que se pierden. Es una persona que se fue de su tierra, con lo que duele eso, a ganarse la vida honradamente, con toda una historia por delante, que salió a hacer deporte por el campo y que jamás regresará.
Es en estos momentos cuando te replanteas los paradigmas de la izquierda que no cree en la cadena perpetua, cuando las enseñanzas de la integración social se encuentran con barreras muy altas y la reinserción en las cárceles españolas se pone en duda. ¿En qué hemos fallado para que sigan existiendo casos así?
La violencia de género es un lastre que se debe de extinguir a través de la educación, de mucha educación y más educación. Podemos sensibilizar a través de talleres, anuncios, datos, actividades lúdicas… Pero esto sólo se superará cuando la sociedad este educada.
Por muchas herramientas que facilitemos a las personas, si estas no saben para que sirven, no les sacará partido. Es más útil fomentar la igualdad, que sacar información para que la gente no abuse de otra, ni la asesine, ni la destruya.
No hay que educar se sea valiente, se sea fuerte, se sea indestructible; hay que enseñar civismo, respeto y tolerancia. Nos equivocamos al pensar que la violencia no se puede erradicar; sí se puede, aunque sea costoso.
La vida es así de injusta, ¿o nosotros la hacemos así? ¿Qué fue del paraíso que un tal Dios creó? Lo destruimos día a día con actos como estos. Ahora la gente pedirá que se aplique la Ley del Talión, pensar en caliente no está bien, ni somos jueces. Tan sólo minutos de silencio conseguiremos.