Carga de La Isla versus Sevilla
El tema, como serpiente de verano, aparece periódicamente para luego, como un globo pinchado, desinflarse lentamente. La polémica “carga de La Isla versus Sevilla” es ya un clásico después de cada cuaresma. Y la prensa y portales cofrades en distintos artículos se hacen eco de ello con titulares como: “Nuevo frente ante las influencias sevillanas de la carga”, “La llama prende el polvorín de la carga”, “Cargadores de distintas cuadrillas promueven una campaña para eliminar la carga sevillana”, o “Un movimiento en contra de la carga sevillana”. Frente, polvorín, campaña, movimiento: términos de carácter frentista que nos señalan a las claras como está la situación.
El origen de tal despliegue periodístico y en redes sociales es conocido: la decisión de la cuadrilla de cargadores de la Hermandad del Perdón de emplear el pasado Jueves Santo de 2018 una forma de andar ajena al estilo de La Isla y conocida como doble paso, amén de otras expresiones del habla y acciones poco respetuosas con el estilo tradicional de los cargadores.
Pero creo, y es una opinión personal, que el enfoque aplicado como respuesta a la decisión de la Hermandad del Perdón y su cuadrilla es erróneo, pues estoy convencido que la defensa del estilo tradicional isleño debe basarse en el convencimiento y no en la imposición, presión esta última que ya se intentó por algunos en anteriores ocasiones con resultado negativo. El convencimiento debe sustentarse en dar a conocer nuestros valores, nuestra tradición, potenciando las cuadrillas, mejorando en las técnicas cargadoras, superándonos en un exquisito comportamiento debajo y delante de los pasos. Esa es la única manera de lograr que nuestro estilo de carga consiga la consideración que merece de la sociedad isleña, de las Hermandades y de los cofrades. Lo demás no conduce a nada bueno y lo sabemos por experiencias cercanas.
Pero además de lo anterior, el enfoque a este problema debe ser doble: por una lado y como queda dicho, la defensa de la carga isleña, pero también, y se nos olvida en demasiadas ocasiones, el respeto. Respeto a las decisiones que toman libremente determinadas hermandades de cómo quieren procesionar con sus pasos. Porque son ellas, las hermandades, las que eligen a la cuadrilla y determinan la forma que desean para realizar su Estación de Penitencia, guste o no, acierten o fallen, circunstancia esta última a la que solo el tiempo dará respuesta.
En alguna ocasión ya lo hemos comentado y lo repito ahora: es nuestro estilo porque así lo hemos querido los cañaíllas, y lo mantenemos Cuaresma tras Cuaresma sin aspavientos, solo con el ejemplo, solo con la palabra, solo con el sudor derramado por los cargadores a lo largo y ancho de todas las calles y plazas de la Isla. Y sobre todo, que no se nos olvide aunque es obvio el recordarlo, lo realmente importante es lo que va arriba de las andas, Cristo y su Madre. Eso, al final, es lo verdaderamente importante de la salida procesional.