El arraigo de lo absurdo
Francamente, me gustaría no tener que escribir sobre esto. Pero, casi sintiendo ya el embate de esa “marea negra”, mi mente irremediablemente se pone en guardia y mi pluma también se suma en rebeldía.
Y es que -salvo milagro- volveremos a ver a cientos de personas (y no sólo a niños) disfrazados de draculitas, esqueletos, brujitas, muertos vivientes, espectros y demás lindezas. Un año más, aparecerán muchísimos más "fantasmas" de los habituales en la nómina de la Real Isla de León. Y hasta contarán con apoyo de las exiguas arcas municipales; para que en San Fernando “triunfe” de nuevoese carnaval macabro llamado "jálogüin".
Una celebración de origen celta y que ancestralmente se ha venido celebrando en los países anglosajones. Y dicen que también en Galicia, aunque con otra denominación, supongo. Los de mi generación no tuvimos noticias de ese nombre (Halloween) hasta una famosa película que erizó el pelo a muchos, allá por los ochenta. Pero seguíamos a lo nuestro por entonces: la interpretación de "Don Juan Tenorio" en colegios, teatros y Televisión Española. Y, localmente, las visitas al Mercado Central, de San Antonio e incluso al desaparecido Mercado de La Paz.Y allí disfrutábamos de orquestas o salas de bingo protagonizadas por cabezas de cerdo, pavos, pollos, conejos y otras casquerías. Y, por supuesto, el día 1 de noviembre, nuestros mayores llenaban el Cementerio Municipal, lugar de eterno descanso de nuestros familiares fallecidos, a los que se les brindaba un especial recuerdo y homenaje. Tal como manda nuestra tradición; que cristianizó hace siglos ese evento del calendario pagano.
Pero por esa manía que tenemos de copiar cosas de fuera; pues también nos hemos traído dicha "fiestecita". Como también nos hemos importado aPapá Noël por obra y gracia de El Corte Inglés. En cualquier caso, ¿alguien me puede decir qué se celebra exactamente? Y, sobre todo, ¿qué explicación le damos a nuestros hijos para disfrazarlos tan macabramente? Ellos, por supuesto, se apuntan a cualquier cachondeo. Faltaría más. Pero ¿tiene algún sentido? Porque a mí parece algo fuera de lugar. Y encima mal copiado de los Estados Unidos de América.
Cierto es que muchos podrán proferirme que es una forma de promocionar la Isla. ¿En serio que sí? ¿De verdad que alguien puede creer que esto nos puede acarrear beneficios turísticos mínimamente relevantes y que la inversión es efectivamente rentable? Yo entiendo que nuestra ciudad tiene muchísimas cosas que ofrecer antes que este invento. Y que podrían reportarnos verdaderos réditos si pusiéramos en ellas el mismo empeño que el que vienen poniéndole en este “festejo” tan carente de sentido.
Me resulta tan ilógico y fuera de lugar como sería ver mecerse el paso del Nazareno por las calles de Manhattan o Chicago. En tal caso, ¿qué dirían los yankis? ¿lo permitirían anualmente? ¿invertirían en ello?
Yo reivindico que a cada uno lo suyo. Y si queremos importar cosas del extranjero, de países avanzados ¿por qué no importamos el patriotismo, la honestidad, el cumplimiento de la Ley o la verdadera democracia y separación de poderes públicos? Se me ocurren esos ejemplos, como cosas principales. Pero cabrían muchas cosas más. Cosas realmente útiles, que necesitamos de verdad y que nos podrían servir de mucho.
Pero no. En este país (porque este dislate no sólo es cosa de la Isla) suelen cuajar antes otras cosas. Yo creo que es que somos, entre otros calificativos, auténticos especialistas en el arraigo de lo absurdo. Y así nos va ...
Feliz Día de Todos los Santos.