Felicidad
“Me hace feliz verte contenta con mi felicidad” es lo que me dijo hace unos días alguien a quien quiero mucho (cuando amas con todo el corazón a otra alma, tienes la suerte de poder amar también a todas esas personas que ella quiere). Mi respuesta es sencilla, “cómo no podría sentirme feliz si dentro de ti está naciendo un sueño que nos va a hacer tan feliz a todos…”.
Sólo pensar en el milagro que supone la creación de una nueva vida me tiemblan los sentidos, me tambaleo ante el Universo, me cuelgo de sus hilos e intento balancearme hasta el futuro para saber, cuanto antes, cómo será… Es imposible adelantarnos a lo que está por venir, pero puedo decir que yo ya sé cosas de este nuevo ser…
Sé que sus ojos nos observarán con curiosidad desde que sea capaz de distinguir nuestros rostros, que su mirada será más que dos pupilas abiertas; será, más bien, una ventana que nos muestre la sabiduría de un nuevo mundo, de ese que otros seres como él vienen a construir, a mejorar, a llenar de bondad.
Sé que su boca nos regalará las sonrisas más sinceras, los besos más intensos, las verdades de esas almas que vida tras vidas vuelven a la Tierra para llenar de luz lo que otros intentan tapar con oscuridad. En su garganta encontraremos las respuestas a tantas dudas, a todos los problemas que, tras ver su rostro, convertiremos en anécdotas que no importan más que la suerte de poder tenerlo delante.
Sé que su piel será suave, más que el terciopelo, pero no más que las caricias que nos llenarán de paz en cada uno de sus abrazos. Entre sus dedos hallaremos el calor que a veces nos falta, los motivos para seguir adelante, las razones para no rendirnos jamás. Imagino su cuerpo como el refugio más apacible para desprendernos de los miedos, los obstáculos y, sobre todo, las prisas. Ojalá nunca os veáis envueltos por ellas y seáis capaces de recrearos en la suerte de haber dado, a través del amor, luz a un alma que llega a vuestras vidas con el único fin de enseñaros a vivir…
Sé que seréis los mejores padres; lo sé sin necesidad de verlo; pues cada bebé que ahora viene al mundo, lo hace para ser también el mejor de los hijos y eso, sólo se consigue con dos grandes ejemplos a seguir. Paciencia, respeto, responsabilidad y mucha empatía para comprender que no siempre sentirá como sentís, no verá las cosas del mismo color, no tendrá los mismos sueños y tampoco querrá ser como esperáis que sea. Tranquilidad para entender que la mejor manera de educar es dejar crecer y evolucionar…
Por todo esto que sé, no puedo más que daros las gracias. Gracias por creer en vuestro amor, por usarlo para crear más. Gracias por hacernos partícipes de vuestras vidas, de la que está por venir. Gracias, sencillamente, por ser felices, por cumplir vuestros sueños, por conseguir que, con ello, nuestras almas también derramen su emoción por esta nueva vida que ya ha comenzado a envolvernos con su felicidad…