La ejecución del Manual de Diseño Urbano que no llega
En julio de 2015, hace ya casi dos años, la alcaldesa, Patricia Cavada, y el primer teniente de alcaldesa, Francisco Romero, anunciaban la puesta en marcha de un Plan de Reposicionamiento de la ciudad para dotar a San Fernando de una marca e identidad propia.
Un plan importante y que tenía en su Manual de Diseño Urbano un objetivo urgente, porque la imagen que ofrece San Fernando en su mobiliario no atrae y más bien despide. Ese manual pretendía unificar la imagen del mobiliario urbano, la señalética municipal y los pavimentos. Unificar la imagen de bancos, papeleras, farolas, alcorques, vallas de parques etc.
Si uno pasea por el centro de San Fernando se dará cuenta de que hay muy pocas papeleras y eso puede ser una causa de que haya tantos papeles por el suelo, ya que esas pocas por lo general están llenas hasta arriba. Pero lo que más preocupa es la imagen de la calle Real. A una desafortunada elección del tipo de farola, más propia de un muelle pesquero y lejos de lo que tenía que ir dirigida a una calle nombre con arquitectura isabelina, se pusieron también bancos y grandes macetones.
No tardaron mucho en demostrar que eran de muy poca calidad, algo que sorprende para los millones de euros que se lleva el proyecto del tren tranvía desde hace 9 años. Bancos que se doblaban por el simple uso, que se partían. Papeleras que se oxidaban no sólo en su soporte al suelo, sino en su conjunto y para colmo unos macetones que sólo por el agua que acumula la tierra ya es motivo de óxido del material, ofreciendo una imagen de abandono que no se corresponde a lo que merece San Fernando.
Baste con pensar qué pensarán aquellas personas que visiten la exposición de Camarón en la Plaza de la Iglesia y vean un monumento a las Cortes con el agua sucia o los macetones oxidados. O por añadir, una señalética diferenciada que anuncia desde la red wifi, o el Centro Comercial Abierto, entre otros.
Curiosamente los macetones repartidos por la calle Rosario no muestran el aspecto de abandono y de mala calidad que los que ofrecen la calle Real.
Han pasado dos años y la verdad es que ese Manual de Diseño Urbano resulta más que necesario, pero no en papel, sino en ejecución. Porque visto lo que se puede apreciar, es mejor ocultar unos macetones que dan una mala imagen, que dejarlos a plena vista en la calle Real. ¿Qué imagen daríamos a los que pasen en el tren tranvía?
Consciente de que los toros no se ven igual que barrera que el ruedo, así es también la política, porque en la oposición se idealiza una situación que luego en el gobierno se puede dar de bruces con una realidad presupuestaria y con un complejo procedimiento administrativo.
Bueno sería para la ciudad que si no se ejecuta el Plan de Diseño Urbano, al menos se retiren de la vista pública aquel mobiliario que por su estado no esté acorde con lo que debe mostrar la ciudad. Ese manuel de Diseño Urbano también debe tener en cuenta el buen ornato de las casas y en especial el Ayuntamiento mantener la antigua Casa de la Cruz Roja y la Casa Lazaga. Todo sea por mejorar la imagen de una ciudad a la que le cuesta despegar.