(XX) La Isla y las Hermandades del Viernes Santo
La Real, Muy Ilustre y Venerable Hermandad Carmelitana y Antigua Cofradía de Nazarenos del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima del Mayor Dolor en su Soledad, es la tercera de las hermandades que pasa por la Carrera Oficial el Viernes Santo.
Y posee una antigüedad de más de dos siglos, es decir fue fundada en el año 1795 y desde el año 1989 tiene adquirido el título de ‘carmelitana’ como el vivo fruto de convivir junto a la gran familia de la Orden del Carmelo, bajo el espíritu de los Frailes y el cobijo del propio Convento de San Joaquín, donde reside y tiene su sede canónica.
Desde el inicio de su fundación esta antigua hermandad, celebra solemne cultos al momento bíblico del descendimiento y posterior muerte de Nuestro Señor Jesucristo, por cuyo motivo el Cristo Titular, disponía de unos brazos articulados a propósito para poder realizar el proceso de dicho descendimiento en su caso.
Datos curiosos de esta hermandad nos lleva a conocer que según sus reglas estatuarias en sus primeros años fundacionales, aproximadamente alrededor del año 1852, no se admitían a inscribirse como hermanos a los que tenían 50 ó más años y además debían acreditar que estaban exentos de enfermedades y en cuanto a las mujeres, no podían estar embarazadas, así como en general, hombres y mujeres, tampoco debían poseer una vida accidentada o tormentosa, sino disciplinada, de sanas costumbres y libres de conflictos, porque al parecer en aquel entonces, la hermandad corría a cargo con los gastos de los enterramientos de los hermanos que fallecían.
En sus primeros cortejos penitenciales según consta en su inventario del año 1878, aparece reflejada la existencia de toda la compra necesaria y relativa a los ropajes y vestimentas al uso de aquella época exactamente igual a la que usaban los romanos para que con ellas recrear las escenas bíblicas de las procesiones militares romanas como la que condijo al Señor al Calvario, así como también la de un Paso para su salida procesional, aunque eso sí con la característica o la simbología de un monte con una Cruz vacía y dos escaleras apoyadas en ella como símbolo del descendimiento.
Por otra parte la procesión era considerada como ‘’la procesión oficial’’ de la ciudad, razón por la cual se constituía en -un entierro institucional- con representaciones eclesiásticas, cofrades, civiles y militares, así como las propias representaciones de penitentes revestidos con las túnicas de sus respectivas hermandades hermanas, aportado testimonio y compromiso además de prestancia, luz y colorido a tan digno cortejo.
Otro hecho significativo de esta hermandad, se observa en la indumentaria de su túnica en cuanto a su tejido y su corte, que de tela común de color negro con cíngulo en la cintura, pasó a partir de 1996 a introducir de nuevo el tejido de ruan -como fue utilizado al principio de su fundación- y últimamente se ha añadido otro modelo a imagen y semejanza del hábito carmelitano para los más jóvenes hermanos.
La hermandad tiene rotulada una calle con el nombre conocido popularmente como callejón del -Santo Entierro- cercano a su sede canónica en la Iglesia Conventual del Carmen convertida también en parroquia de aquella feligresía.
Curiosamente se cita la existencia de una calle rotulada con su nombre, debido a que la situación de la primitiva Capilla de la Salud, que fue la sede fundacional de la hermandad, es precisamente la rotulada hoy con el nombre de Santo Entierro.
Procesiona con dos Pasos, el de la Urna del Santísimo Cristo Yacente y el de Palio de la Santísima Virgen del Mayor Dolor en su Soledad. La autoría del citado Cristo, según nuestro historiador, Fernando Mósig Pérez, se le atribuye a José Tomás de Cirartegui, escultor adscrito a la plantilla de los operarios del Arsenal de La Carraca, quien al parecer lo talló en el años 1794, pero curiosamente no precisamente por encargo de la propia hermandad del Santo Entierro, sino por la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, que luego pasó a ser propiedad del presbítero, Santiago Parodi, que a su vez, la donó generosamente a la hermandad del Santo Entierro. Cristo cuya impronta, presenta una cabellera de pelo natural, ojos y boca entre abierta que deja al descubierto unos dientes de marfil y su cuerpo mide 1 metro con 75 centímetros de altura. Y delante de dicho Paso lleva un coro de niñas cantando letanías propias del enterramiento y de las glorias.
En todo este ambiente descrito, resulta un tanto espectacular contemplar cuando el Paso del Cristo Yacente en determinados momentos de su itinerario, efectúa los llamados fondos o las ‘levantás’ a pulso a pesar del considerable peso que tiene la Urna, en un alarde de esfuerzo sublime de sus cargadores, que parece como si estuviese preparado para que el Cristo una vez asentado el Paso en el suelo pudiera salir de su Urna resucitado ¡Una maravilla!
La Santísima Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, creo que es una de las vírgenes más bonita de las que procesionan en nuestra Semana Santa por tener un precioso rostro de Virgen, pero a su vez una bonita y dulce cara de Madre y su origen viene de una antigua imagen de Santa Elena de autor anónimo de finales del Siglo XVIII, procedente de los Rvdos. PP. Agustinos del Convento de San Agustín de Cádiz, que fue transformada como no, por nuestro paisano y querido escultor, Alfonso Berraquero García, que le devolvió sus facciones originales y le añadió las lágrimas y su cuerpo que mide 1 metro con 62 centímetros de altura… Continuará…