Publicado el: Vie, 1 Jul, 2016
Opinión

Un retrato de Torcuato Cayón en San Fernando: el único conservado del arquitecto

Retrato de Cayón. Detalle del rostro.

Retrato de Cayón. Detalle del rostro.

Torcuato Cayón de la Vega (1725-1783) está considerado el arquitecto de transición del barroco al neoclasicismo -o al academicismo gaditano, como algunos estudiosos prefieren llamarlo-. En palabras del profesor Teodoro Falcón fue "el maestro de maestros".

Cayón es una figura histórica indiscutible en la arquitectura gaditana. Su actividad abarca desde 1751 hasta 1783. Su legado lo forman hoy día monumentos civiles y religiosos relevantes en Cádiz, San Fernando, Puerto Real y Chiclana. Algunos de ellos, comenzados o proyectados por él y posteriormente finalizados por sus discípulos. Entre otros cargos podemos destacar su rol como 'maestro mayor' de la ciudad de Cádiz, de la Catedral o de la capilla subterránea de la Santa Cueva. En San Fernando proyectó el Ayuntamiento y el Hospital de San José y en Chiclana de la Frontera hizo lo propio con la ermita de Santa Ana y comenzó la Iglesia Mayor.

Ya en 1770 empezó a sufrir una enfermedad que le impedía dibujar, por lo que eran sus discípulos quienes se encargaban de ello. Se retiró entonces a una casa de la calle Vicario en la Isla de León, dedicándose a diseñar una capilla dedicada a San Antonio de Padua. Falleció en 1783. Su viuda y su seguidor Torcuato Benjumeda parece que impulsaron póstumamente esta capilla, deseada por Cayón.

El pasado año tuve que acercarme a las figuras de los dos arquitectos responsables de gran parte del patrimonio arquitectónico de los siglos XVIII y XIX en la Bahía. Estaba preparando la que sería la exposición para conmemorar los 200 años de la apertura al culto de la Iglesia Mayor de Chiclana. En la Comisión teníamos claro que queríamos rendir homenaje, en la medida de lo posible, a los artífices responsables de este templo: Torcuato Cayón y Torcuato Benjumeda.

La Capilla de San Antonio en una fotografía de Quijano.

La Capilla de San Antonio en una fotografía de Quijano.

Inicié una búsqueda de los perfiles biográficos de ambos. Un retrato de Torcuato Benjumeda se conserva en el Museo de Cádiz. Fue donado a la Academia por su hijo: "La pintura, de bastante parecido, fue hecha por D. Juan Rodríguez en 1813". En él aparece representado de media figura, vistiendo uniforme de capitán de voluntarios distinguidos de Cádiz en la Guerra de la Independencia. Está sentado junto a una mesa en la que se extiende un plano sobre el que parece dibujar. Parece tener una expresión afable. Culmina la escena una estantería de libros, sin duda, un claro mensaje 'ilustrado'.

Sin embargo, localizar el retrato de Torcuato Cayón fue mucho más enrevesado. Sólo circulaba en algunas fuentes la reproducción de una litografía. El original de esta estampa se publicó en el Nomenclátor de las calles de Cádiz de Manuel de la Escalera en 1856. Se trata una interpretación simplista del retrato, según algunos autores, con "rasgos románticos", y por tanto anacrónico. Podía haberme contentado con aquel retrato idealizado pero me resistí a creer que no hubiese quedado ningún resto iconográfico de un personaje tan relevante para su época.

En un rastreo bibliográfico localicé un artículo de Carlos Solís Llorente, publicado en 1991, donde éste habla sobre un retrato de Torcuato Cayón conservado en San Fernando pero al que se le había perdido la pista. Solís cuenta como en 1945 pudo fotografiar este retrato custodiado al parecer por el padre Cano como responsable último de la ruinosa y extinta Capilla de San Antonio. Siguiendo la petición del párroco, se dirigió al Obispado para pedir la donación o depósito del lienzo en el Museo Provincial "o, por su escaso valor artístico, en el Museo Histórico Municipal".

El obispo Tomás Gutiérrez ordenaría recoger los objetos de culto de la extinta capilla y colocar el retrato en un lugar no sagrado de la Parroquia de San Pedro para que pudiera ser contemplado. Desde estos datos de 1945 se le pierde la pista al retrato de Torcuato Cayón hasta que el propio Solís relata cómo en 1983 -con motivo de los actos académicos del bicentenario de la muerte de Cayón- el cuadro es "restaurado", pero sufriendo "retoques en su fisonomía" y perdiendo por tanto valor iconográfico.

Retrato de Cayón. Detalle de las manos.

Retrato de Cayón. Detalle de las manos.

Por el momento solo teníamos una fotografía de 1945 que ha sido posteriormente reproducida en diversos libros sobre San Fernando -Clavijo (1961), Muñoz (2016)-. Pero como la última pista ubicaba la obra original en San Fernando se me ocurrió, como último recurso, contactar con personas que hubieran escrito sobre alguna obra de Cayón. Así fue como contacté con Juan Manuel García-Cubillana, por si sabía algo más del retrato perdido o de otra imagen icónica del arquitecto del Hospital de San José. Gracias a su interés por el tema, pudo contactar, a su vez, con el arquitecto José María Cano Valero.

Y tras unas semanas por fin tuvimos buenas noticias. Cano había localizado el retrato de Torcuato Cayón en el interior de la cripta de la Catedral de Cádiz, junto a otras personalidades de la Diócesis y al lado del que parece ser el retrato de su mujer. Algunos guías comentan a los turistas que se trata de Vicente Acero, pero esto es erróneo. Al estar colgado a gran altura y tener una iluminación muy directa es difícil visualizar la cartela que identifica claramente al retratado: <<Dn TORCUATO/CAYÓN DE LA/ VEGA FUNDÓ/ ESTA CAPILLA/AÑO DE 1787>>. El mismo coincide con la fotografía de Solís exceptuando los "retoques" del 83.

El retrato repintado de Torcuato Cayón ha sobrevivido, pues, a las vicisitudes históricas: la extinción de su capilla, el traslado al inmueble del último capellán, un repinte ochentero -aunque probablemente reversible-, etc. El arquitecto aparece sentado tras una mesa, diseñando unas trazas. Luce casaca con botonadura, camisola blanca y puños de encajes. Entre sus manos, los instrumentos de su oficio: un compás, una pluma de caña, e incluso parece vislumbrarse una escuadra.

Cayón y Benjumeda juntos, en la exposición de Chiclana.

Cayón y Benjumeda juntos, en la exposición de Chiclana.

Tras realizar los trámites necesarios, pedimos en préstamo el retrato y pudimos incluirlo en la exposición que conmemoraba el bicentenario de la apertura al culto de la Iglesia Mayor de Chiclana junto al de su heredero artístico, Torcuato Benjumeda.

Aunque pueda parecer anecdótico localizar un retrato de relativo mérito artístico, debemos tener en cuenta su valor icónico. Un bien cultural de este tipo tiene un potencial didáctico patrimonial. En un discurso expositivo nos permite que un visitante conozca la figura artística de un arquitecto del que todos hemos oído hablar en Cádiz, en San Fernando, en Chiclana e incluso ponerle cara. Y, por si fuera poco, es un ejemplo en sí mismo de los avatares que puede sufrir un bien mueble cuando desaparece el inmueble que lo alberga.

La Capilla de San Antonio de la calle Vicario contó también con una imagen titular del genovés Gandulfo -según el historiador Fernando Mósig- que se encuentra actualmente en Sanlúcar de Barrameda.

La dispersión, pérdida, abandono o desconocimiento del valor que pueda tener una obra de arte -como es el caso de este retrato- conlleva una descontextualización.

Afortunadamente los esfuerzos que realizó Carlos Solís en su día, unidos a los más recientes de Juan Manuel García-Cubillana y José María Cano, han facilitado la localización de esta obra: el único retrato del insigne Torcuato Cayón.

Aunque quiso descansar en San Fernando, una parte de él se expone en la cripta de la Catedral donde dejó su impronta.

Carmen Arias Guerrero

Sobre el autor

- Patrimonio La Isla es la mejor manera de acercarse al tesoro artístico y cultural del pueblo isleño gracias al entusiasmo de un equipo multidisciplinar particularmente comprometido con la investigación, la difusión y la concienciación ciudadana en torno al mismo.

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