Miranda universal
La vida de Francisco de Miranda, Precursor de la Independencia de América Española, es una de las más extraordinarias de su tiempo. Difícilmente puede conseguirse en la historia del mundo un hombre de tales dimensiones quien participó en todas las revoluciones trascendentes: la Norteamericana, la Francesa y la de Venezuela que en muchos sentidos fue la del subcontinente.
Sus contemporáneos, desde Washington hasta Napoleón, apreciaron en él una figura singular quien ideó como ninguno nuestro futuro independiente y llamó a este territorio: “Colombia” como acto de reconocimiento e identificación de aquellos: “americanos españoles” que forjados en el barro de la tierra americana integraron los siglos y unificaron las civilizaciones.
¡Miranda…!, quien luchó en Pensacola y fue reconocido por los fundadores de la Patria del Norte, comenzando por Washington, a quien conoció el 08-12-1783 –año en que nació Bolívar- y con quien: “tuve el gusto de comer en su compañía todo el tiempo que estuvo en Filadelfia”; ¡Miranda…! halagado por Rusia, admirado por su Emperatriz (Catalina “La Grande”); ¡Miranda…! el Mariscal de Campo de la Revolución Francesa, el héroe de Valmy, víctima del régimen del terror y quien al salir de la cárcel fue llevado en hombros por el pueblo de Paris. ¡Miranda…! a quien Bonaparte respetó, temió y comparó con un “Quijote” pero cuerdo; ¡Miranda…! quien se estableció en Londres donde formó varios planes liberadores, influyó a los futuros capitanes, desde San Martín y hasta Bolívar, y soportó con dignidad las inconsecuencias de la política y los engaños de los hombres. ¡Miranda…! el que se aventuró con el: “Leander”, una modesta embarcación, vigilado, perseguido, descubierto finalmente antes de llegar a la costa Caribe, allá en Coro, para iniciar con las armas y las letras –llevaba una imprenta con él- la lucha por la libertad.
Observó con entusiasmo los acontecimientos de 1810 -hechos que anticipó y propició-, y celebró como ninguno: “que Quito, Charcas, Arequipa, Chuquisaca y tal vez Lima y Buenos Aires han ya formado por sí, una administración popular, e independiente…”.
Partió a Venezuela a impulsar el proceso emancipador; formó parte del Congreso de 1811; ejerció en mando militar cuando la República resultó amenazada; sostuvo a todo trance sus banderas, pero la adversidad, la ingratitud, el desorden de aquí: “Bochinche, bochinche…”, como dijo, cometió el insólito acto de entregarlo a sus enemigos. Murió en la prisión de La Carraca, España, el 14-07-1816.
Enemigo de las falsas Revoluciones y la anarquía expresó que: “La Libertad no es otra cosa que la justicia sabiamente administrada; y donde se cometen atroces crímenes impunemente, la verdadera libertad no puede tener asiento”.
José Félix Díaz Bermúdez
Abogado, historiador venezolano, biógrafo del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.