“El Ayuntamiento que quiero”
Los que solemos usar los medios de comunicación y las redes sociales para emitir nuestras quejas diariamente, tenemos que hacer un ejercicio de reflexión de vez en cuando. Está muy bien la queja y la reivindicación, en la calle mejor que en el mundo virtual, pero hay que otorgarle más espacio a la propuesta y a la aportación constructiva, puesto que, de no hacerlo, nos convertiríamos en mosquitos por culeros y otras caras de la misma moneda.
Me tomo este artículo de opinión, entonces, como una carta que le envió a todo el que se siente al frente del Gobierno municipal de esta ciudad y cualquier otra.
Si yo pudiese describir el Ayuntamiento que quiero, no el que sueño utópicamente, sería de la siguiente forma. Me gustaría disfrutar de una ciudad comprometida con la cultura. Y cuando hablo de cultura no me refiero al tópico ni al gesto típico de la corrida de toros, el “tablao” flamenco o la feria. Me estoy refiriendo a lo que no se ve y se menosprecia cuando no se atiende. Un gobierno que prestase atención a la cantidad de jóvenes que crean cultura, urbana o clásica, a diario, desde el skate hasta el micro-teatro. No cuesta tanto dinero poner un escenario de madera u organizar una exhibición, la ilusión y la capacidad de los que crean cultura es suficiente para hacerlo con éxito.
También me gustaría una ciudad comprometida con la sinceridad y la transparencia. Cierto es que son eslóganes preciosos para la campaña electoral pero deberían de coexistir en cada acción administrativa y política del Gobierno municipal. La sinceridad a la hora de decir que por más compromiso con el empleo que se tenga, las competencias del municipio desde 2011 limitan la creación de empleo. Esa sinceridad que sienta mal al becerro pero alimenta el sentido común.
La transparencia, por otro lado, no es publicar las cuentas de los vecinos ni del Ayuntamiento de vez en cuando, a mi no me interesa saber cuanto cobra el edil de tal partido. Me gustaría tener un Gobierno que se arriesgase a hacer presupuestos participativos al más alto nivel, no una simple re-votación el programa político del partido del Gobierno. Si se hace una consulta, que sea vinculante, con sus pros y sus contras, no hay ningún problema en consultarle a los ciudadanos cómo quieren su ciudad. Atreverse a tratar asuntos profundos con debates públicos acerca de la memoria histórica, el medio ambiente o los planes de urbanismo. En definitiva, un gobierno valiente que no esté pensando en sacar crédito electoral para los siguientes comicios en cada acción que lleva a cabo.
Y si pudiera seguir diciendo aspectos que me gustaría de un Gobierno municipal es la completa entrega a los problemas de la ciudad. ¿Cuántos desahucios han reunido a los vecinos para protegerse mutuamente y cuántas ausencias hemos padecido de los poderes locales? Si acaso se presenta la oposición o el partido de turno para sacar votos y salir en la foto. ¿Cuántas veces se ha tenido que organizar la ciudadanía de esta ciudad para sacar adelante cualquier proyecto sin ayuda el Gobierno municipal? Conozco funcionarios de mi ciudad que se han dejado la piel para ayudar a sus vecinos y la mayor piedra que ha encontrado en el camino ha sido el concejal del Ayuntamiento.
Ciertamente, me gustaría vivir en la ciudad que me cuentan mis abuelos, donde sonaba la sirena de la ladrillera, la constructora, los astilleros y el tranvía iba repleto de obreros y no de votos ni sobres de dinero negro. A mis abuelos y sus vecinos les queda la memoria y a los jóvenes nos queda el sueño, sería bonito ver a la memoria y los sueños trabajando juntos por una ciudad valiente.