El Paso de Palio de la Esperanza.

… Viene del artículo anterior… El  Paso de Palio de la Santísima Virgen de la Esperanza, es de estilo renacentista. La peana y los respiraderos fueron realizados por el prestigioso y veterano orfebre  sevillano, Manuel Seco Velasco en 1948. Y el cuerpo que compone el conjunto de toda su candelería y los varales es de un alto valor artístico, obra de otro prestigioso orfebre sevillano, Luis Jiménez Robles, que realizó en 1990.

El Paso de Palio sí lleva música y tanto este como el del Cristo son cargados por sendas cuadrillas de la asociación de jóvenes cargadores cofrades (JCC) que lo cargan con inusitada ternura y delicada sutileza. Y supone un espectáculo pasional de tamaña proporción espiritual y religiosa contemplarlo como lo llevan  andando y rezando concentrados por nuestras calles con su capataz, Juan Carlos González Gago al frente del que doy fe de su fe por esta bella dolorosa yal que conozco desde niño.

La  ‘obscuridad’ que acompaña al cortejo procesional y el ‘silencio’ le imprime un carácter excepcional y exclusivo que distingue a esta Real y Venerable Hermandad de las demás corporaciones. Durante su itinerario se va apagando el alumbrado público por donde pasa, en franca colaboración de complicidad para que esta situación ambiental se produzca.

En otro orden de cosas, la hermandad dispone de una magnífica casa de hermandad en la calle Real, 104. Adosada y comunicada con la misma iglesia. En la feria ha venido instalando una caseta con el sugestivo y significativo nombre de ‘Los Callaítos’.

Y tiene varios retablos cerámicos distribuidos por la ciudad como el que figura de sus Titulares en el patio interior del restaurante el Quijote, realizado por Alfonso Berraquero García en 1984. Cerámica que conmemora un homenaje de agradecimiento dedicado a las  cuadrillas de la JCC, que con tanto esmero los vienen cargando.

Emplazamiento de los Retablos y de la Calle.

En el año 1990. La hermandad encarga otro retablo cerámico de los Titulares, en esta ocasión a otro escultor y ceramista isleño, Juan Pérez Bey, que fuera su hermano mayor y que luce colocado en la Alameda Moreno de Guerra.

En la calle Almirante Faustino Ruiz se coloca otro con la figura solamente del Cristo sobre la propia fachada lateral de su Iglesia, realizado también por Juan Pérez Bey en 1996 con motivo del bicentenario fundacional de esta Real y Venerable Hermandad de Penitencia.

Y precisamente con motivo de dicho bicentenario, el Ayuntamiento le concedió rotular  una calle próxima a su sede, que resultó ser una de las adyacentes del edificio San Fernando Plaza, concretamente la que comunica la calle Colegio Naval Sacramento con Arenal, que lleva por nombre ‘Cristo de la Expiración’.

Y por último existe otro retablo cerámico en la calle General Valdés sobre la fachada de la familia Collantes en agradecimiento a la misma por sus colaboraciones y al que fuera también su hermano Mayor por los servicios prestados a la hermandad. Retablo que igualmente fue realizado por nuestro escultor, Juan Pérez Bey, en 1997.

El antiguo Paso de Misterio.

La hermandad hasta el año 1948 hacía su salida procesional, aunque fueron pocos los años, con un único Paso convertido en un sugestivo Misterio; representando la escena de la pasión que se produjo en el Monte Calvario, donde aparece el Cristo clavado en la cruz en el momento previo de la Expiración y a ambos lados, su Madre, la Santísima Virgen de la Esperanza y el hijo amado, San Juan Evangelista. Y a su alrededor, María de Magdala, María Salomé y María de Cleofás (hermana de la Virgen María Madre de Jesús, según los evangelios de San Juan y San Mateo).

Esta Real y Venerable hermandad desde su fundación ha tenido un espíritu castrense y muchos son los militares que han pertenecido o han colaborado participando vivamente en dicha hermandad, bien en su  Junta de Gobierno, formando parte de su nómina de hermanos o  ayudando a su desarrollo y a fomentar su culto, prodigándolo como si fuera una fecunda misión pastoral. Y tiene en su haber de figurar como la primera hermandad que ha tenido como hermano mayor a una mujer, María del Carmen Márquez Delgado, esposa del actual hermano mayor, con la que tuve el gusto de coincidir entre el año 1995 y 2000. Siendo hermano mayor de los Afligidos. Y La hermandad como no,  tiene suscrita carta de hermandad con la Orden Menor de los Rvdos. Frailes Franciscanos.

Por otra parte son muchas las familias,  personajes nobles,  militares y toreros isleños que han participado a lo largo de su historia; unos como hermanos y otros ayudando a conformarla, así como familias enteras. Y de todos ellos cabe distinguir algunos o algunas  tales como la familia de Rodríguez Arias, Olivera, Baturone, Cellier, el marqués de Ureña, el de Arellano, Jefes militares, capitanes y tenientes generales, Olivera, López de Carrizosa, Perler, Cárdenas y los toreros Rafael Ortega y Francisco Ruíz Miguel, aportando sus trajes de luces para el bordado del ajuar de la Virgen, además de su  gran mantenedor y más firme colaborador, que fue su  su párroco y director espiritual, D. Recaredo García Sabater.

El Historiador y autor del libro Fernando Mósig.

Y en el año 2010. La hermandad encargó, también como no podía ser de otra manera a nuestro gran historiador, Fernando Mosig Pérez,  La historia de la Hermandad del Cristo de la Expiración.

Libro que editó la hermandad alcanzando el éxito habitual que poseen todos los libros que salen no sólo de la cuidadosa y profunda investigación que Fernando dedica a todos sus libros, sino también del empleo de su virtuosa pluma; utilizando un exquisito verbo y no menor culto a su rico  vocabulario.

Libro que desde luego recomiendo leer porque con seguridad encontrarán en él, una mayor información y otros conocimientos de más calado que los que pudieran encontrar en este artículo.

Enhorabuena a esta hermandad, de la que no puedo omitir antes de finalizar un recuerdo especial y cariñoso a Antonio Quijano Cantaloba, que en -silencio- como lema sagrado de esta hermandad, cubrió una importante etapa como hermano mayor, que con el paso del tiempo y en -silencio- la contemplan, nada más que la friolera de casi tres siglos; augurándoles otros tantos de prosperidad y de éxitos futuros  de la mano del Cristo de la Expiración con la Esperanza de su Madre Santísima a los que les pedimos ¡Qué rueguen por la Isla, por nosotros y por la humanidad entera!