Ángel Torres en su estudio

El artista desgrana algunas curiosidades sobre los cuadros expuestos en GH40. La muestra permanecerá visitable los sábados -entre las 11:00 y las 14:00 horas- hasta el próximo 2 de julio.

El color cálido, tirando a rojizo; objetos para crear texturas o las velas de los barcos, fundidas con el cielo. Son tres de los elementos que caracterizan la última serie del pintor isleño Torres Aléu quien, hace apenas dos semanas, en GH40 Exposiciones, sorprendía a los isleños con un particular homenaje a los cuadros de Joaquín Sorolla.

Pero no son copias lo que hay en la galería, ya que como el propio autor afirma, "he aplicado los conocimientos sobre este artista a mi propio formato". Los visitantes observarán paisajes cálidos típicos del valenciano, impresionistas y luministas, pero adaptados al particular estilo de Ángel Torres en cuanto a personajes y composición. Toma prestados elementos de aquellos para distribuirlos por el lienzo tras un exhaustivo estudio donde "lo importante es el equilibrio, las líneas maestras", ya que "con independencia de experimentos, existen teorías básicas a las que todos los artistas debemos fidelidad. Es pura psicología".

Eso sí, los contenidos respetan al 100% el contexto histórico que alimentó la creatividad de Sorolla. "¿Acaso no respeta un historiador las fechas localizadas en los archivos de cara a la confección de su obra?".

Además de la luz o las playas con sus pescadores, lo que más llamó la atención el día de su inauguración fueron las velas porque "el cielo se hace transparente al penetrar en ellas", explica, ambos elementos se funden en un recurso artístico que no pasó desapercibido y al que los próximos visitantes deberán estar atentos. También, al color dorado, "cada pintor tiene su propia paleta y mi mente me pide colores cálidos". De ahí la ausencia del verde que, como complementario del rojo -crea un efecto psicológicamente contrario- enseguida ensucia los resultados.

Junto a él expone el también artista Pepe Baena, de quien destaca "su facilidad para el color", así como "el concepto moderno de sus bodegones". Desde que se conocieron en Barrunto -muestra al aire libre en gaditana la Plaza de Mina- y coincidieron más tarde en certámenes de pintura rápida organizados por la Academia de San Romualdo, donde Torres ejercía como jurado, mantienen una relación de afecto donde priman los consejos artísticos.

Se cumple así un nuevo horizonte pictórico en la vida del artista que en adelante buscará otro camino, ya que "a mi edad, no puedo seguir con el cuerpo tendido para crear texturas" y aunque aun no ha empezado a trabajarlo advierte que "me encantaría dar vida a imágenes de Semana Santa, pintarlas como si fueran personas de carne y hueso".