Aunque parezca mentira y los cargadores no pasen por allí hace unos meses, el histórico Güichi Torres está cerrado; más que cerrado esta borrado, pues se ha construido allí una casa y no queda vestigio que hiciera recordar el local que allí hubo.

Ya no existe el “templo” de las esencias de la carga isleña, allí donde se daban cita cargadores de todas la generaciones y en donde, en su viejo televisor en VHS se podían visionar los históricos videos de los años 70 y 80 del pasado siglo.

Aunque parezca mentira y los cargadores no pasen por allí hace años, la histórica Cafetería del Salymar está cerrada; más que cerrada esta trasformada en Hotel de Campanillas, allí se construyó un nuevo negocio y no queda vestigio que hiciera recordar que allí estuvo el Salymar.

Ya no existe el “templo” de las concentraciones tras las “recogías”, allí donde se daban cita cargadores y cofrades de todas las cuadrillas y cofradías y en donde, en su vieja y acolchada barra, se podían tener tertulias en buena voluntad hasta altas horas.

Una Semana Santa que se trasformó a partir del espíritu de camaradería imperante en la época, donde aparte de los bandos, sectores, tendencias, hermandad.., se era amigo. Y con ese espíritu se construyó el futuro de la Semana Santa.

Varias generaciones de cargadores y cofrades pasaron por sus mostradores, atendidos por Manolo y Pepe. Varias generaciones de cargadores se fusionaron y aprendieron una de la otra. En sus añejas paredes se convivió como nunca y se vivió con intensidad la Cuaresma y la Semana Santa.

La triste perdida del Güichi viene a sumarse al Salymar y a contribuir a la desorientación de cofrades y cargadores, que desde entonces andan dando “volteretas” para encontrarse y rememorar, y discutir en buena armonía, y ver a amigos lejanos, y emocionarse, y disfrutar de una pasión que lleva por nombre Pasión.

Gracias a Manolo, a Pepe y sus hijos José y Javi, por tantos años de atención y paciencia, por tantas vivencias y por haber llenado nuestra memoria de momentos inolvidables.