¿Futuro en La Isla?
Vivimos en una ciudad con poco más de 96.000 personas; una de las más grandes de la provincia, obviando Jerez de la Frontera y Algeciras o la propia capital, Cádiz, pero sin embargo, a pesar del gran número de pobladores que encuentra nuestra tierra, no nos es posible que un gran número de nuestras vecinas y vecinos encuentren un empleo que les asegure un puesto de trabajo digno y seguro para su propia supervivencia y la de su familia.
Es un tema recurrente, y más aún en los tiempos que corren, cuando se hace necesario escudriñar bien a fondo la geografía española para encontrar un municipio que esté sano en este aspecto. Es nuestro caso bien peculiar porque rozamos cifras desde hace ya 3 años que traen a los isleños de cabeza: 33.58% era la cifra de paro de nuestra ciudad a principios de año, lo que supone 13.350 personas sin oficio en San Fernando o, lo que es lo mismo, un poco más de la población de uno de nuestros municipios vecinos, Vejer de la Frontera, en desempleo.
San Fernando, tierra que subsistió durante mucho tiempo del fértil Atlántico, encuentra cada vez más dificultades para mantener nuestras tradiciones y nuestra principal fuente de ocupación, vinculadas ambas a los esteros y marismas que rodean a nuestra Isla, vinculadas a nuestra bahía. Ya sea a través de la pesca, las salinas o los astilleros, La Isla mantuvo a una buena parte de sus isleños ocupados, aunque ciertamente, nunca hemos sido una referencia en empleo para la provincia con cifras que rondaban el 20% poco antes del estallido de la gran crisis económica que nos azota aún hoy en día. Y ni que hablar tiene la precariedad en la que se encuentran nuestros jóvenes, teniendo que salir a otras ciudades, provincias o países para buscar un futuro mejor.
Quizás, llegados a este punto, sea el momento de plantearse nuevos horizontes. Quizás ahora, conciudadanos, deberíamos considerar nuevas formas de crear empleo en nuestra ciudad. Teniendo en cuenta los tiempos que corren, su tecnología y modas, es el momento de abrir nuestro campo de actuación a las necesidades de ocio y de nuevas energías que afloran ya.
Tenemos una de las zonas más proclives a la instalación de molinos eólicos en el mar de nuestro país, cuando instalando tan sólo 30 turbinas en nuestras aguas tendríamos suficiente energía como para abastecer a una población entera como San Fernando; algo más de 100 megavatios. Además, ya a sabiendas de la cantidad de molinos eólicos terrestres que tenemos en la provincia, los molinos eólicos marinos dan entre tres y cuatro veces más potencia, lo que supondrían unos seis u ocho megavatios de potencia frente a los 2 MW de los terrestres. Como contra muchos dirán que estropearía nuestras posibilidades turísticas, pero desde luego el turismo nunca nos ha servido como filón económico, aunque ulteriormente trataremos este ámbito y sus posibilidades. Otro contra es la alta financiación que sería necesaria para llevar a cabo este posible proyecto, aunque teniendo en cuenta los grandes despilfarros en pozos sin fondo de nuestra tierra no es tan descabellado.
Abordando otra posibilidad está el siempre deseado y nunca explotado turismo. Aquí hay un grave problema que nunca ha sido tratado como se merece por nuestros gobernantes. La Isla fue el enclave donde, en la guerra contra los franceses, España era gobernada; el futuro de España partía de nuestra Isla. La primera Constitución liberal de España fue germinada entre el Teatro de las Cortes, la Iglesia Mayor y la Compañía de María; en el callejón de Cróquer vivieron nuestros más distinguidos políticos de la época; en nuestras marismas fue donde se le dio el alto al potente ejército napoleónico, temido en toda Europa. Además de estos hechos históricos, hemos adoptado entre nosotros durante nuestra historia a muchas de las grandes civilizaciones que surcaron el Mediterráneo en épocas pasadas. Pero es que además tenemos un Parque Natural reconocido en Andalucía como Lugar de Importancia Comunitaria y Zona de Especial Protección para las Aves y una playa virgen digna de verdadera admiración: Camposoto, donde se podrían realizar numerosas actividades relacionadas con el mar más de las que ya se llevan a cabo junto. Y ni que hablar tenemos del genio del cante flamenco, no necesita ni presentación ni mayor dilación el referirnos a Camarón de La Isla.
El problema del turismo es, sobre todo, que no tenemos playa para tanta gente; entre turistas y cañaíllas atestaríamos las playas isleñas –aquí se plantea eso de si el ejército y sus posesiones perjudican o benefician más a la ciudad, recordemos eso de que hay que mantener las tradiciones, sí, pero se mantiene el fuego, no las cenizas-. Otro problema es la escasa y cara oferta hotelera de nuestra ciudad que, por seguro, no hace ningún bien a nuestro desarrollo turístico. Por último queda hablar de los pocos emprendedores que se quedan en San Fernando para apostar por el turismo y las distintas posibilidades económicas que deben actualizarse al 100%.
Es evidente que ya no podemos seguir dedicándonos a lo mismo de siempre porque no es beneficioso para nuestra economía. Verdaderamente el trabajo en negro ha jugado un importante papel en nuestra tierra, pero si queremos una ciudad sana debemos actualizarnos a los tiempos que corren. Es obligatorio que la ciudadanía despierte y busque nuevas maneras de conciliar nuestra Isla con el trabajo, pero es fundamental que previamente los que nos gobiernan alienten a los ciudadanos a buscar estas vías. Vecinas y vecinos, busquemos alternativas de futuro para nuestra ciudad. Políticas y políticos de San Fernando: impulsen esas alternativas, empujen a los ciudadanos a construir una ciudad para vivir y no sólo para nacer y tener que emigrar.
Marcos Sánchez Jiménez