Un destello de satisfacción en su mirada
Como los antiguos cargadores de Tinoco Mera, aquellos hombres que se dedicaban al trajín de mercancías, Pepo acaba de realizar su faena en una conocida empresa isleña de mudanzas, versión moderna y actualizada del oficio de antaño. En esta tarde del 13 de abril de 1992 ha pedido librar en el trabajo para acudir como el resto de la cuadrilla a la iglesia de la Pastora. Por fin llegó el esperado Lunes Santo y se dispone a amarrar la almohada en el Cristo del Ecce-Homo. Va a meterse debajo de este paso por primera vez, al igual que sus compañeros de los Jóvenes Cargadores Cofrades, grupo en el que ha depositado la Hermandad toda su confianza.
Día complicado para la asociación y prueba de fuego. Semanas atrás se votó en Asamblea y la mayoría de los cargadores dieron el visto bueno a empeñarse bajo las doradas andas del Misterio en el que Cristo es presentado por Poncio Pilato al pueblo de la Isla. ¡Ecce Homo! ¡He aquí el Hombre! Compromiso complicado al haber tenido la JCC que reorganizar todas las cuadrillas de este día. Un verdadero reto. Doscientos cargadores y un quinteto de capataces se dirigirán a tres templos distintos. Ciertamente no es fácil sacar cinco pasos a la calle: Afligidos en el Cristo, Medinaceli y Virgen de la Trinidad en la Iglesia Mayor y Cristo del Ecce-Homo y Virgen de la Salud del barrio pastoreño. Misterios dorados, Cristos de renombres, palios de devoción y respeto. Oficio y faena esperada en una tarde donde el esfuerzo y pundonor saldrá a relucir en los rincones de cada barrio.
Al lado de José Manuel Gómez Camacho Pepo y como patero izquierdo, Pedro Rivero amarra en el primer palo mientras piensa en el fuerte reto de la tarde, aunque las ganas e ilusiones son aún más poderosas. Cuando retumba en el interior del paso el primer toque de llamador para encararlo a la puerta del templo y ponerlo en carrera, Pedro Rivero pregunta a la cola.
Ni Pepo ni Perico Rivero, en aquel crucial momento de aquella primera salida de la JCC podían imaginarse que un cuarto de siglo más tarde volverían a repetir bajo las mismas caídas, veinticinco Lunes Santos de calendario y ensueño. Pepo ininterrumpidamente, con veinticinco muescas en la madera del palo y en el corazón. A Perico le faltó una debido a que en una ocasión, en cumplimiento de una promesa, decidió no salir. La promesa más amarga que puede sufrir un cargador.
El próximo 4 de abril de 1992 será de nuevo Lunes Santo en la Pastora y la Hermandad del Ecce-Homo y los Jóvenes Cargadores Cofrades habrán cubierto una etapa de su caminar juntos, un compromiso duradero de entrañable relación de respeto y reconocimiento mutuo. Pepo y Perico, junto al resto de compañeros de la cuadrilla, volverán a amarrar con las mismas ganas. Y Perico Rivero, voz del paso año tras año, volverá a preguntar a la cola. Y Pepo volverá a meter los riñones a su lado.
Cuando el Cristo del Ecce-Homo atraviese este Lunes Santo el dintel de la puerta de la Pastora y el sol vespertino alumbre su divino rostro, algunos notarán un destello de satisfacción en su mirada. Posiblemente sea de agradecimiento a todos aquellos cargadores que durante un cuarto de siglo hicieron posible su caminar por las calles de la Isla, convertida por unas horas en pretorio romano.
Primo, sin duda eres el MEJOR
Gracias, primo, dentro de pocos días te toca a ti. Un abrazo.
Eres un ejemplo para toda la carga de la isla y para todos los que te rodean en esa dura tarea, siempre dando ejemplo de lo que debe ser un cargador bajo y fuera de los pasos siempre contigo PEPO, este, otro año mas "cuando quiera toca".