"Tengo la única vinoteca en la que se prohíbe descorchar una botella"
El responsable de 'Con sumo gusto' solicita mayor flexibilidad para desarrollar actividades relacionadas con su producto.
Rafa López tiene un despacho de vinos, y sin embargo no puede organizar ni un simple maridaje. Desde que el mismo día de la inauguración, una vecina denunciara a los servicios municipales el mal uso que, según ella, se estaba haciendo del establecimiento, su dueño no ha conseguido autorización para "hacer lo que un negocio de estas características hace en cualquier ciudad de Andalucía".
Para solucionar este problema por la vía legal sería necesario solicitar una nueva licencia, esta vez de bar, pero no sin antes llevar a cabo una obra de insonorización completa. Una interpretación estricta de la Ley así lo determina, sin embargo, como él mismo explica "no pretendo montar una discoteca, ni siquiera un bar de copas. Simplemente organizar puntualmente catas y degustaciones que complementen el objetivo principal del negocio, la ventas de botellas". Claro que todo entra en la categoría de 'actividad de consumo', que organizada puntualmente requiere de un permiso especial por parte Ayuntamiento, pagar "un seguro añadido al que ya tengo" y las tasas que se cobran por cualquier evento, sea grande, pequeño, con o sin música, y, en ningún caso, a horas intempestivas, "son actividades que suelen hacerse los sábados, o los domingos al mediodía", pero eso no se tiene en cuenta.
Y si el problema es la acústica, está claro que no molesta. No tiene cocina ni altavoces, de hecho, recuerda como al llegar los municipales tras la llamada de la vecina, estos se miraron sorprendidos porque "allí no había ruido". Tampoco puede beneficiarse de leyes antiguas, ésas que no obligan a adaptar los establecimientos a personas con movilidad reducida, respetando todos los requisitos de accesibilidad. "Yo cumplo con todo eso", pero tampoco se tiene en cuenta.
El problema -afirma- está afectando seriamente al negocio, porque "aunque muchos clientes vienen buscando vinos que solo se venden aquí, las propias bodegas evitan suministrar su producto a través de establecimientos que no organizan lo que consideran algo básico". Por eso, explica, "necesito que revisen el caso". Es la intención de López y algunos allegados reunir firmas de vecinos que apoyen la causa e incluso la proposición de una ordenanza que contemple cada caso por separado, claro que "sin predisposición municipal, poco se puede hacer".