Publicado el: Vie, 15 Ene, 2016
Opinión

Regalos

Art.104Sentir la emoción; un escalofrío recorriendo el cuerpo, un cosquilleo...; una canción, una melodía, un paisaje, una mirada, un olor,..., cualquier cosa que contenga energía en su interior puede colarse por nuestra alma para hacerla vibrar de una forma especial.

Estos momentos son, precisamente, los que tenemos que luchar por mantener en nuestras vidas durante el mayor tiempo posible. Nombro tres cosas cuando en realidad son infinitas, sin embargo, estamos tan llenos de prisas, quejas y crisis que nos olvidamos de lo más importante; de lo único importante. Vivir...

Se me quiebran los sentimientos al sentir que mi mensaje pueda quedar corto, tal vez, inacabado, incluso sin sentido... Cómo hacer entender algo tan sencillo y que para la mayoría de la humanidad parece tan complicado. La felicidad no es cuestión de suerte, sino de fe, fuerza y coherencia. Por eso, desde mi indestructible castillo de arena sólo puedo deciros que cada deseo que se lanza con el alma, el Universo lo envuelve con sus hilos para que no caiga jamás. Lo único que hace temblar los cimientos de los sueños son nuestras propias dudas, la desgana, las excusas y las malas decisiones tomadas.

Me mantengo en mi línea, sí; me repetiré hasta que me muera y, quién sabe, quizás sea entonces cuando mis frases aparezcan en todos los blog, post y libros de frases célebres del planeta; quién sabe si a partir de ese momento mi nombre resonará por el mundo entero para llevar estas palabras de aliento allí a donde ahora no llego; quién sabe si las personas que las tengan delante empezarán a leerlas con los ojos del corazón, dejando su mente aparte, sonriendo en cada certeza que reconocen dentro de su ser; o quién sabe si, por una vez, la Tierra girará al revés y serán mis sentidos, aún despiertos, los que consigan recoger los frutos de mi esfuerzo, observando a las personas como almas libres que no se dejan seducir por dramas sociales, círculos viciosos o vidas que mueren antes de que les llegue su hora.

Hoy escuché a mis niños contándome los regalos que habían recibido por Navidad, y sin pararme a cuestionar por qué hay dinero para eso y no para un simple diccionario, me quedo con la tristeza de que no hayan podido entender que yo no haya recibido nada material. Mi regalo han sido mis vacaciones, tan soñadas cuando mi trabajo era de veinticuatro horas todos los días del año; mi tiempo en familia, tan añorado cuando no podía estar con ellos; mi tranquilidad, alcanzada tras mucho batallar; y sobre todo, la suerte de poder despertarme cada día con cientos de sueños por alcanzar.

Deseo un mundo donde lo más importante no sea el número de regalos que recibimos, sino la ausencia de necesidad que los envuelven; una humanidad que recuerde que vive porque su ser respira, pero que, sobre todo, siente; una sociedad que al fin comprenda que el mejor regalo no es el que se puede tocar, sino el que podemos llegar a sentir sin verlo, amar sin poseerlo y desear sin necesitarlo. Hoy y siempre, ser feliz es el mejor regalo por el que merece la pena vivir.

Sobre el autor

- Escritora, maestra y loca soñadora. Con el firme objetivo de ser feliz a cada segundo y compartir con el mundo cada sonrisa, cada sueño y cada aprendizaje que el Universo nos permite experimentar.

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