Parte del equipo de la Alhóndiga.

Platos clásicos con toques exóticos se funden en el nuevo establecimiento de José López Rodríguez, 1.

Erase una vez dos hermanos que deseaban recuperar el negocio en el que tanto esfuerzo había invertido su padre décadas atrás. Así comienza la historia de Juan Carlos y Alfonso Fernández Alonso cuando se atrevieron a dar el paso, por fin, de recuperar la mítica 'Alhóndiga' como establecimiento de restauración, café y copas, en la calle José López Rodríguez.

Una propuesta clásica pero, al mismo tiempo, actual, que busca aprovechar al máximo sus posibilidades en cuanto a espacios, materiales, e iluminación. También accesibilidad. No solo la parte baja -la que se ha venido aprovechando los últimos años-, también el piso superior como restaurante, e incluso la terraza, aunque despacio y con buena letra. "Ha sido un gran reto, tanto para la empresa como para mí", explica Manuel Correa, responsable de las obras, en referencia al primer trabajo de mayor envergadura entre cuantos ha venido realizando los últimos años.

Correa tenía claro que todo el equipo buscaba algo diferente. Por eso -explica- se ha mimado hasta el último detalle, incluyendo el mobiliario, "hemos restaurado muchas piezas antiguas, entre ellas un gramófono de los años 20 que funciona perfectamente". Las luces son cambiantes -diferentes de día y de noche-, e iluminarán nuevas bóvedas que han venido a sustituir a las antiguas dado su estado de deterioro. Para ello, Correa afirma haberse inspirado levemente en las de la Sagrada Familia, salvando las distancias, obviamente, aunque su intervención en obras monumentales no es algo nuevo. Con 27 años restauró la sala de plenos, la escalera y el atrio del Ayuntamiento, de cara la visita de Juan de Borbón. También ha decorado fiestas, espectáculos, pregones -en Cádiz, el de Sara Baras-, y festividades religiosas, como el Corpus Christi.

En la barra.

Todo ello contribuirá a la creación de un local enfocado especialmente a esa juventud madura que cruza el umbral de los 30, ya que, según entienden, "necesitan un sitio de reunión", pero lo cierto es que incluso acuden familias con niños pequeños. "Iréis viendo el atractivo conforme vaya pasando el tiempo", añade Correa, cuya intención es que el local experimente una renovación constante a partir de este momento, en relación a sus contenidos, pero también a las actividades. Por lo pronto hablarán con Verónica de la Vega para poner en marcha alguna que otra iniciativa relacionada con la moda, también se organizarán fiestas de época, exposiciones... "siempre que vuelva un cliente, se encontrará con algo nuevo".

Confiesan que el proceso ha sido agotador, aunque muy fructífero. Empezaron en febrero del pasado año pero queda mucho por hacer. El ojo de buey ha sido escogido como logo para el establecimiento por su cariz artístico, "ha dejado de ser el hueco que iluminaba las escaleras, para convertirse en el símbolo de la nueva Alhóndiga". Eso sin obviar la gastronomía con sus promociones, tapas especiales, catas... y sólo es el principio, sobre todo, destaca "las relaciones humanas que hemos conseguido forjar, algo verdaderamente mágico".

En la cocina.

"Ahora tenemos una cocina muy clásica, muy andaluza... aunque con esencias árabes como corresponde a la naturaleza de su nombre", explica el jefe de cocina, Carlos R. Virués, quien aboga por unos platos "bien puestos y modernos". "Todos estamos hartos de ver la ensaladilla 'tirada desde un quinto', por lo que intento que la presentación sea diferente, buscar la estética, nuevos ingredientes y una vajilla minuciosamente escogida", explica. Y, a ser posible, echando mano de las riquezas de la tierra: el moscatel, los chicharrones, el atún de Barbate... Además, "tengo un excelente equipo formado por verdaderas joyitas como Cristian -diamante en bruto-, Zoraida, -mi chica de los desayunos- y 'Monolito pies de plata', que nos ayuda mucho en la limpieza", apunta Carlos orgulloso.

Pretende hacer de La Alhóndiga el mejor restaurante de San Fernando, teniendo en la tapería -planta baja- tres cartas al año, basándose, por supuesto, en todo lo aprendido en su carrera en hoteles como Royal Al-Andalus, Andalucía Playa o Catalonia en Ronda, pero, sobre todo, en sus magníficos profesores... "Quiero promover la verdadera 'cultura gastronómica' en La Isla", añade por último.

Y qué decir de la magnífica carta de vinos que complementa la oferta incluyendo denominaciones de origen gaditanas, andaluzas, españolas y hasta internacionales.