Jesús Rivero "Espero dejar el nombre de La Isla bien alto"
Son las once de la mañana de un viernes cualquiera. En la grada del pabellón cubierto de Bahía Sur hay un joven que aun no llega a los veinte años citando a un enemigo que solo el en su cabeza puede ver. La soledad y el vacío del lugar hacen que el eco aun resuene más fuerte. Compone la figura, alza la barbilla y le ejecuta un pase con la izquierda, con la ayuda, como si un derechazo se tratara. Hablamos de Jesus Rivero, un problema al nacer le inutilizó prácticamente el brazo derecho “nací con una parálisis braquial, pesaba demasiado, el parto se complicó y ahí paso todo”.
Ver torear a Jesus Rivero se hace raro, es distinto, no es habitual ver a un chaval que a pesar de sus limitaciones anda con soltura y solvencia delante de los novillos “Soy consciente de que mi forma de coger los trastos es diferente a la del resto de compañeros, con la derecha cojo la muleta al natural y con la izquierda a veces utilizo la ayuda”, pero como bien dice este joven novillero el toreo es emoción y la forma de buscar esa emoción es un mero tramite “el toreo trata de transmitir lo que se siente, da igual la forma en la que cojas los trastos mientras los cojas con la verdad”.
Rivero aun recuerda con emoción las palabras de Antonio Pérez, director de la escuela de San Fernando, el primer día que se presentó como alumno “tenia ocho años la primera vez que fui a la escuela y el maestro me dijo que allí iba a ser uno más, fue mi abuelo quien me llevo a la escuela, pues quería que ejercitará el brazo y la única forma de hacerlo era toreando, era lo único que me gustaba hacer”.
Jesús se siente torero, a las once de la mañana ya ha realizado un entrenamiento físico, a lo que le sigue un entrenamiento de salón en el que intentar depurar una técnica que poner luego en practica en los tentaderos “la preparación delante del animal es fundamental, trato de no faltar a ningún tentadero, si no tengo como ir hago autoestop”.
Esta ha sido la primera temporada como novillero de Jesús, debutó en Villaluenga dejando una grata impresión, luego incluso llegó a ser finalista del certamen de becerradas que organiza las escuelas andaluzas “para ser mi primera temporada no ha estado mal, he toreado cuatro novilladas, cortando un total de seis orejas y un rabo” “Hubo momentos muy especiales como mi debut o la final de Osuna, pero sin duda me quedo con los triunfos en mi tierra”. Esta temporada Jesús es consciente que lo tendrá mas difícil que la anterior, la novedad de verle torear ya no es tanta y tendrá que refrendar con triunfos la buena imagen dada, aun así es ambicioso con sus objetivos “espero torear mas corridas y dejar el nombre de San Fernando y de la escuela bien alto”.