Publicado el: Dom, 10 Ene, 2016
Opinión

Cansancio social

Art.103Este año que ha pasado, independientemente de todo lo bueno, no ha dejado de resultarme un poco pesado respecto a otras personas; muchas más de las que hubiese imaginado.

Nos hemos encontrado con muchas cosas sobre las que opinar. En principio han sido noticias, como tantas hay en el mundo, pero más tarde, éstas se han ido transformando en temas por los que dejarnos la piel al dar nuestras visiones. Sin embargo, el horror no ha estado en que el mundo entero haya dicho lo que piensa de las catástrofes humanas que nos han ido aconteciendo (qué sería de nosotros si nos privaran de ese maravilloso derecho que la Constitución nos dio), sino precisamente en que hemos tergiversado el significado del citado derecho. En el momento en el que estamos faltando al respeto a otros en nuestras expresiones, ya no estamos haciendo un uso adecuado del mismo.

Así, he acabado muy cansada de los insultos que unos han dedicado a otros. Los motivos...pues muchos, aunque ninguno fue el de ayudar a los demás o el de hacer de este mundo algo más confortable para todos. Seguimos buscando estar en posesión de la Verdad sin comprender que cada cual tendrá siempre la suya propia; nos empeñamos en dejar en manos de otros nuestra felicidad alegando que ellos son los responsables de todo lo que nos pasa; condenamos a aquellos que no conocemos basándonos en palabras que vienen de bocas de terceras, cuartas, miles de personas... En definitiva, como ya también me he cansado de repetir, hemos creado un "Sálvame" a lo grande, donde cada uno se cree con el derecho de juzgar a los demás, sobre todo, si no piensan o actúan como nosotros lo haríamos.

Es cansino también poder sentir, a través de una fría pantalla, todo el fuego que se desprende del odio y la desesperación de las personas que se hacen notar detrás de sus frases mal escritas, sin ningún tipo de sentido y con mucha menos empatía. Allá van los "salvadores" de nuestra sociedad, montados en sueños con "cara de libro" que no les permiten despegarse de su silla y salir a disfrutar lo que les queda de vida más allá de sus palabras vacías; palabras que no llenarán sus neveras, que no se recompensarán con amor, que no les llevarán a un mundo mejor, sencillamente, porque siempre estarán allí, sentadas con ellos en el salón.

Cansada de creerme rodeada de personas que tienen el don de sonreír siempre a lo que el Universo, con sus hilos, les regala, para darme cuenta de que no son capaces de agradecer tanto privilegio... Sí, tan cansada me encuentro, de ver cambiar el amor por el rencor, que ya estoy cansada de cansarme. En este nuevo año, me despido de todo aquello que cansa mi mente, que decepciona a mi corazón y que traiciona a mi alma.

Ahora nos toca cansarnos de caminar por los sueños, de hacer el amor, de escribir palabras que sepan transmitirlo y de obviar todo aquello que nos roba la felicidad. Si no tenemos nada bueno que decir, es mejor apretar los dientes y, sencillamente, sonreír.

Sobre el autor

- Escritora, maestra y loca soñadora. Con el firme objetivo de ser feliz a cada segundo y compartir con el mundo cada sonrisa, cada sueño y cada aprendizaje que el Universo nos permite experimentar.

Deja tu opinión

XHTML: Puedes usar las siguientes etiquetas HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>