(VII.I). La Isla y las Hermandades del Martes Santo
… Viene del capítulo anterior… Esta hermosa Virgen tiene además el honor y el privilegio de llevar sobre su celestial cabeza -la única corona canónica- de todas las dolorosas que se veneran en la Isla.
Y que el propio Obispo Diocesano, Monseñor Antonio Ceballos Atienza, le concedió y se la impuso personalmente el 6 de septiembre de 2006. Mediante un multitudinario y devoto pontifical, celebrado en la misma Plaza de la Pastora junto a su Iglesia.
Y siguiendo con los entresijos de esta venerable hermandad, cabe decir que tanto el Cristo como la Virgen han sido retocados, bien por su estado de conservación o debido a alguna corrección.
Y en este sentido, Alfonso Berraquero García, retocó en los años ochentas, la faz del Cristo y parte de su cuerpo tratando de dotarlo de un aspecto más anatómico y acorde con la posición que tuvo anteriormente. Y en el año 2009 fue también restaurado por el escultor sevillano, Fernando José Aguado Hernández, discípulo de Juan Manuel Miñarro López, y éste a su vez de Francisco Buiza Fernández. Y la Virgen igualmente restaurada por otro célebre y conocido escultor sevillano, Antonio Castillo Lastrucci en 1953.
Su singular Paso de Misterio lleva como relicario unas ramitas de olivo cogidas del propio huerto de Getsemaní. Y también lleva unos trocitos de piedrecitas de la peña sobre la que Jesús rezó sus oraciones. Así como el escudo pontificio del Beato y Santo Papa Juan Pablo, II. Además de otra reliquia de la esfinge del también Beato e isleño Cardenal Marcelo Spínola, que figura dentro de su cortejo procesional y que forma parte de su título.
Cortejo, que sin duda es uno de los más numerosos y más alegre dentro de la seriedad y de la devoción que se requiere como lo acredita los más de mil hermanos revestidos con sus túnicas que acompañan cada Semana Santa a sus amados Titulares.
Por tanto podemos decir que es una de las hermandades más populares y queridas por los ciudadanos isleños, que la sigue en su itinerario, especialmente cuando pasa por la calle tal vez más cofrade de la Isla ¡la Calle Ancha!.
Calle Ancha ¡Qué clamor!
La Semana Santa, el azahar,
y una oración.
Calle Ancha ¡Qué esplendor!
El fervor, la penitencia,
y una procesión.
Y es que pocas calles son:
las que gozan en La Isla,
de tu condición.
La Calle Ancha es sin discusión,
la más cofrade, entre todas,
las del barrio del Cristo,
la Pastora y la Iglesia Mayor.
Calle Ancha ¡Qué primor!
Cuando pasa por ella,
una procesión.
Y la música que suena…
Los naranjos en flor…
La voz del capataz…
La levantá de los Pasos…
Las trepás del cargador…
El silencio de las gentes…
La saeta que brota…
El silencio se hace mayor…
El perfume del incienso…
La emoción y la devoción…
Calle Ancha ¡Qué clamor!
Cuando pasan Jesús y María,
acompañados de su pueblo,
que les siguen en su dolor.
¡Calle Ancha! Qué devoción.
Cuando pasa por ella,
¡El Huerto en procesión!
Y dentro ya de su Barrio, en su propio Barrio y sobre todo en su espectacular recogida, para contemplar expectante como el olivo que tradicionalmente lleva el Paso, cuyo tamaño supera la altura y la estrecha puerta de su sede, penetra increíblemente igual que sale por dicha puerta, merced al buen oficio de su capataz y a la cuadrilla de sus cargadores.
El color de las túnicas, según figuraba en sus reglas estatuarias, eran de color blanco con cola para la propia túnica y rojo para el capirote y la faja. Sin embargo, el rojo se sustituyó por el verde que conocemos hoy, con la salvedad, también curiosa, que en la primera salida procesional de la Santísima Virgen, las túnicas fueron íntegramente de color blanco, sólo en ese año, seguramente para conmemorar tal efeméride.
Y no puedo acabar sin comentar que el Padre Arenas amaba profusa, verdadera y vehementemente a la Madre de Dios en esta Advocación, por otra parte muy significativa para él, porque como decía, el prodigio de sus dos términos le proporcionaba ‘la Gracia’ que necesitaba y ‘la Esperanza’ de recibirla.
Y como en todas las hermandades son muchas las circunstancias y también muchos los hermanos, que han colaborado a lo largo de su historia y a ellos -solamente a ellos- se le debe el lugar destacado que ocupa esta Venerable Hermandad hoy entre el resto de las corporaciones isleñas y otro lugar no menos distinguido en el conjunto de nuestra Semana Santa.
Por tanto, a la hermandad y a su junta de gobierno, desearles desde esta página cofrade, los mayores éxitos futuros en todas sus tareas, religiosas, espirituales, cofrades y en sus acciones sociales, asistenciales y caritativas.