Todo es Perfecto
Tantas personas como situaciones pueden vivir cada una de ellas. Tanto dolor y alegría como nuestras almas estén dispuestas a soportar en la vida. Habrá caminos para los que quieran recorrerlos, montañas para quienes quieran escalarlas y mares para quienes tengan el don de saberlos navegar.
Para cada uno de nosotros el Universo tiene infinitos hilos que se encarga de mover con el fin de que nuestra existencia tenga sentido. Este sentido de vida es, a veces, ignorado por quienes tienen la oportunidad de sentirlos; en ocasiones, rechazado por los que creen que nacieron para sufrir; y, en muchos más casos, asumido por los que vinimos a comprender qué significa ser feliz. No es de extrañar que así sea, pues todo esto, no es más que lo que hace al mundo perfecto.
Sacudidas, subidas, bajadas, ráfagas de sueños gastados y esperanzas ahogadas en mares de imposibles... No siempre puede salir el sol, no se crearon las nubes tan sólo para darnos su sombra; no debe ser molesta la lluvia que empapa, porque sin ella no estaríamos aquí. Y no es raro que vivamos estos desconciertos, ya que en la Tierra todo es... sencillamente perfecto.
Amores que llegan y otros que abandonamos; momentos manchados de fracasos que limpiamos con nuevos sentimientos; errores que nos ponen en evidencia ante nuestra propia cordura; acuerdos del alma que nos permiten seguir sin rencores, con la certeza de que es más fácil aprender de los fallos que nos enfrentan a difíciles decisiones, que de los aciertos que nos dejan quietos y sin más opciones. Igualmente, se demuestra que la vida...se nos regaló perfecta.
Los momentos de caos, superación de etapas impuestas y preguntas sin resolver, no serán más que un paso que algunos deberemos dar, que otros ni siquiera se cuestionarán. Sé que hicieron falta más noches que días para que muchos valorásemos la importancia de vivir sólo el presente; sin embargo, hoy me acuesto consciente de que otros tan sólo se pararon a sentir para saber que tenían que hacerlo, a sonreír para entender que es lo mejor que tenemos, a observar...para comprobar que somos todo lo que hacemos. Lo importante, en este caso, no es el camino, sino darnos cuenta que, sin importar el que haya sido, todos tenemos el mismo destino.
Sí...no hay más ni mejores conclusiones que la de saber que en cada día, situación, acontecimiento, externo o profundo de nuestro ser, la vida es, siempre, como tiene que ser. Pues a pesar de su odio y su amor, su tranquilidad y sus guerras, sus abismales diferencias, sus injusticias y sus mejores regalos..., a pesar de cada una de sus virtudes y de todos sus defectos, todo es...increíblemente perfecto.