Este artículo no tocaba hoy, ni nunca, no debería de haberse escrito. Yo no debería de estar hablando de esto, sino de la ideología filantrópica y de cómo la vida puede parecer positiva con solo desearlo. Como decía Emilio Duró “No te acerques a la mierda, porque acabas embadurnado”.

Pero no, desgraciadamente el artículo tiene que hablar de París, de Siria, del terrorismo, de tanto dolor. Cuantos amigos apesadumbrados por este acto vandálico, sin justificación alguna. Por más que algunos se empeñen en enseñarnos la historia y decir lo que le hemos hecho a Siria hace 100 años, o incluso antes de que fueran nación. Para mí no existe justificación alguna. Hoy yo me siento francés, no porque sean más cercanos, no porque sean de los míos, ni porque me sienta europeo. Hoy me siento francés, por humanismo, no por ideología política, étnica o religión. Y lo supe sólo escuchar la noticia. Estos no se van a quedar cruzados de brazos. Fue dicho y hecho. Estos van y están tomándose la justicia por su mano y ahí están bombardeando siria. Alguno de vosotros, estáis en total acuerdo con esta actitud y no voy a entrar en conflicto. Otros os he visto las caras de los whatsapp teñidas de la bandera de Francia y os lo habéis tenido que quitar, al ver la reacción. Aún oyendo todo esto, me siento francés. Hoy leo a mis compañeros del facebook diciendo que si no aceptan mis costumbres o mi ideología que se vayan de mi país. Que mi filosofía se vida se parece más a la de los franceses. Que nosotros somos en definitiva los educados, los limpios los que tenemos razón. Que esta  sociedad es nefasta retrógrada y miserable, que no entran en razones y que la palabra y el diálogo es imposible. Que son obtusos y que la fuerza es la única manera de hacerles entender quien manda y quien es el más fuerte.

Pues entonces hoy me siento Sirio, porque ha sido bombardeada cual acto terrorista, pero justificado. Para mi es lo mismo, exactamente lo mismo. Cuantas personas inocentes habrán muerto en estos bombardeos y no tendrán que ver con el terrorismo, incluso ni con esa religión. Cuantos niños se habrán quedado huérfanos o habrán muertos bombardeados. Me cuesta creer que todos los musulmanes sean terroristas.  Tengo compañeros de facebook que estudian conviven y entienden esa filosofía de vida, no quiero entrar en conflicto. Me dicen que defienden su territorio, el cual está siendo explotado por las potencias europeas, ya que el único beneficio que hay es quedarse con el petróleo o no el petróleo ya siquiera, sino el acceso a este. Que así no se puede vivir y que somos nosotros los que abusamos de sus pueblos. Veo gente con la bandera de Siria y que toleran otra forma de pensar, de convivir. De que nuestra filosofía y sociedad es tan burda e inoperante más que la de ellos. No veo a Siria contaminando el planeta, ni fabricando bombas atómicas, ni jugando con las industrias químicas descubriendo vacunas que curan, pero que no salen al mercado para seguir haciendo riquezas con los humanos como conejitos de india. Escuchó decir, que no es Siria la que se mueve, en busca de beneficios políticos.

Cuando algo se quiere justificar, se justifica. No puedo opinar de quien tiene más razón. Pero estamos hablando de vidas. Para mí no tiene razón ninguna. Voy con los muertos inocentes de Francia y sus familias y también con los muertos de Siria bombardeados. Nos estamos equivocando en todo. Yo si creó en un mundo mejor. Pactando, hablando. Me hace falta esperanza y reacción de países importantes que paren a Francia e Inglaterra. Me hace falta un Gandhi que diga basta ya, sentémonos a hablar, seamos tolerantes. Entendamos otras religiones, otras etnias, otros sexos, otras ideologías, aprendamos a vivir en equilibrio no por intereses económicos. Me hace falta un milagro. Yo hoy me siento desplazado, hoy yo cuelgo mi filantropía y el amor por los humanos, para decir lo de Emilio duró. No te acerques a la mierda que se te pega. Hoy este mundo me da asco pero no puedo huir a otro planeta. Rezaré aunque sea agnóstico. Rezaré o tendré fe que mañana el hombre se levante y mire antes al ser humano como un hermano, dentro de la diversidad que somos y sigamos creciendo en armonía sin tener que pisotear al de al lado por odio, por religión, por ideología o por dinero.