Prohibido creer
Hemos sabido hace unos días, que el candidato socialista para dirigir España en los próximos cuatro años, Pedro Sánchez, pretende eliminar la religión de las aulas, y hacer lo mismo con su vinculación a todo lo referente a asuntos de Estado. Algunos ya se han apuntado corriendo a la iniciativa, mientras otros se escandalizan y sacan sus rosarios a la calle para protestar ante tal ultraje –más fanáticos estos últimos, como corresponde-. Pero lo cierto es que a mí esta noticia me saca de época. Necesito mirar el calendario para confirmar que aún vivimos en el año de dos mil quince d.C., y que hace menos de cuarenta años España era un país profundamente católico, con sus faltas y sus virtudes, y eso significa que nuestra cultura, nuestras tradiciones y nuestra forma de entender la vida está aún lastrada o guiada por las normas y doctrinas católicas. Y eso es algo que no se puede borrar de un plumazo.
Podemos estar de acuerdo en que la Educación debe cambiar de rumbo, pero no creo que sacar de las aulas la religión, como asignatura fundamental para entender la civilización y la historia contemporánea, sea el primer paso, ni tampoco que sea acertado. Quizás sería más conveniente meter dentro de dichas aulas esas otras actividades extraescolares; la danza y actividades deportivas, tan beneficiosas para el desarrollo de los menores. Lo que quizás debería cambiar es la asignatura en sí de religión. Ofrecer la posibilidad de que los padres y alumnos puedan recibir una formación religiosa, si así lo desean, que sea acorde a sus creencias, porque la religión es sobre todo un acto de fe, y está unido al sentimiento individual de cada persona. Eliminar la religión es pretender eliminar una parte del ser humano, una que lleva siglos formando parte de ellos.
Yo nunca estudié religión. Pero siempre me fascinó la historia de Jesús, de Abraham, de Buda, etc … Soy ateo, y apoyo mis creencias en otros faros. Pero a mi alrededor convivo con creyentes que soportan grandes cargas gracias a su fe, y eso es algo que no tengo derecho a cuestionar. Como tampoco cuestiono la forma de vida de quienes me rodean, ni puedo ser un fanático de mis opiniones por muy buenas que me parezcan. La religión es parte indispensable para entender la historia, y el respeto y la tolerancia son herramientas fundamentales para dirigir a un país. Recuérdelo señor Sánchez si quiere ganar las próximas elecciones. Eso, y tener una buena dosis de fe.
Pablo León
Este país, por desgracia, funciona como un péndulo. Pasamos de la obligatoriedad de dar clases de religión a querer prohibirla. ¿Porqué no un termino medio? Los padres que quieran que sus hijos den clase de religión, que lo hagan. Los que no quieran, pues a clases de refuerzo, actividades deportivas, etc. No tienen porqué obligar o a prohibir nada. Los padres deberían de tener el derecho a elegir lo que consideran más conveniente para sus hijos, no el estado.