Polémicas
Hoy en día todo se convierte en polémica. Tres días llevo debatiendo por Face, con una amiga, el tema del veganismo que, dicho sea de paso, he descubierto que es un término que no recoge nuestro diccionario, sino que se deriva de la palabra inglesa "veganism" (de todo se aprende aunque no queramos).
La cuestión es que cada día me encuentro con cientos de polémicas. Dejé de ver la televisión para no enterarme de ciertas cosas, a mi entender sin sentido, por las que nuestra sociedad se sofoca tanto. Tenemos la política, siempre presente en nuestras conversaciones, la famosa crisis que aunque nunca ha existido todos hemos padecido, el fútbol, los dilemas laborales, y todos y cada uno de los pensamientos que, como seres independientes, vamos creando en base a nuestras experiencias personales.
Es aquí donde encontramos el kit de esta cuestión. Qué más da que yo sea de izquierda y algunos de mis seres queridos no; qué importa que yo coma carne y mi amiga no; qué sentido tiene discutir porque para mí tu realidad no es la mía; por qué querer imponer a otros lo que nosotros sentimos, si ellos son otra persona y jamás podrán sentir igual...
Vamos a dejar de polemizar por todo, de ver programas donde las discusiones son el foco de atención, pues esos son los malos ejemplos que estamos siguiendo. Creemos que porque haya personas ganándose la vida por cuestionar la de otros, nosotros podemos permitirnos ese lujo diariamente. La televisión nos enfrenta porque un pueblo enfrentado entre sí jamás se unirá para derrocar a un mal gobernador. No es más.
Al final, cada uno con su verdad lucha por combatir con algo que sólo puede vencerse desde la unión de todos nuestros corazones; pues, partiendo de la base, si hubiese un gobernador justo no tendríamos que cuestionarnos entre todos si lo es; si no se maltratase a los animales para aumentar las riquezas de unos pocos, no habría por qué discutir por su consumo; si no hubiese guerra no tendríamos que pensar si ayudar a sus víctimas...y así hasta la eternidad. Si luchásemos contra quienes crean los problemas y no contra nosotros mismos no habría razón para polemizar.
Y, estando donde nos encontramos, yo me pregunto por qué hay que convencer a otros para que luchen por nuestros ideales si cada cual tiene los suyos. No pueden tener los mismos intereses las personas nacidas en países diferentes, en pueblos distintos, en familias tan dispares. Cada cual, en función de su historia de vida y sus necesidades, elegirá el camino que para él o ella sea más fructífero en su crecimiento personal y emocional; será en ese sendero en el que se encuentre con personas afines a sus sentimientos, por lo que ya no habrá que polemizar, tan sólo dialogar para poder aprender e ir avanzando cada día por la consecución de las pasiones comunes. No estamos solos, siempre hay alguien dispuesto a dar su vida por lo mismo que tú.
Si es cuestión de modificar el rumbo, cambiemos las polémicas por todos los sueños que, en cada uno de nosotros, pueden llegar a cambiar el mundo.