(IV). La Isla y las Hermandades del Lunes Santo
‘Los Estudiantes’ que es la primera hermandad que pasa por la Carrera Oficial en este día. Surge en el año 1939 y se debe a una idea del Padre José María Franco Delgado a la sazón capellán de la capilla del Santo Cristo y director del colegio de su propio nombre, además de inspector de enseñanza y canónigo de la Catedral gaditana.
La idea no se hizo esperar y su objetivo de fundar una hermandad en base a la condición y al espíritu estudiantil de los jóvenes con los que se relacionaba, pronto tomó fuerza y forma.
Y no cabe duda que estas circunstancias le llevaron a fundar a la cofradía, que conocemos hoy como la Venerable Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, María Santísima de la Amargura y Santo Tomás de Aquino (Estudiantes). Con sede canónica en la Parroquia del Santo Cristo y tiene por lema: Súper Omnia Christus: ‘ante todo Cristo’ fuente de inspiración, luz y guía de todos sus hermanos.
Sin embargo con el paso de los años, el crecimiento de la hermandad, la importancia de su patrimonio, los cambios sociales y la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos, hicieron posible la modificación de sus Estatutos sin perder su espíritu juvenil.
El primer presidente de la comisión previa a su constitución fue, Pedro Vez García, seguido de José María de la Cruz. Y su primer hermano mayor -Benito Rodríguez Pastoriza-.
A continuación y hasta la actualidad, les siguieron en dicho cargo: Ángel Baleato de Verges, Manuel Girón Cortijo, Carlos Vez García, José Macías Martín (que lo ocupó durante un largo periodo de tiempo), José César Brenes, Manuel Muñoz Jordán (que también fue presidente del Consejo), José María Vieytes Beira, Manuel Jesús Muñoz Rivero, Benito Rodríguez-Pastoriza Molina y otra vez, Manuel Jesús Muñoz Rivero, actual hermano mayor.
Entre los citados hermanos mayores, José Macías Martín, recibió el título de Hermano Mayor Honorario. Y como miembro de la junta, su hermano Juan Antonio (q.e.p.d.) el de Hermano de Honor Honorario; tesorero de la hermandad durante muchos años.
Su formidable y espectacular Paso de Misterio fue sin duda la obra cumbre de estilo neobarroco, que realizó el gran Maestro sevillano, Antonio Martín Fernández. Y la autoría de la imaginería y capillas de su canasto se debe también a la excelente gubia del escultor e imaginero extremeño afincado en Sevilla, Manuel Carmona Martínez. Ambos fueron los reformadores del actual e impresionante retablo de la -Blanca Paloma- la Virgen del Rocío.
La escena del Paso se fundamenta en la frase bíblica ‘Jesús consuela a las mujeres’ y representa la 4ª y 8ª Estación del Vía Crucis: Jesús en la calle de la Amargura camino de Calvario encuentra a su Madre Santísima, acompañada de las santas mujeres; María Magdalena, María Salomé, María de Cleofás y San Juan. En dicha escena falta Simón de Cirene, qué aunque previsto en el Misterio, por razones que se ignoran, no llegó del taller donde fue encargado.
Tallas que excepto la de San Juan, salieron de una de las gubias más acreditadas de los escultores de laépoca, Antonio Castillo Lastrucci, el gran renovador de los pasos de Misterios. Pero curiosamente, el San Juan fue obra de otro Lastrucci, en esta ocasión en la persona de su bisnieto, Jesús Méndez Lastrcci.
Así pues. Si se dice que su ‘desfile procesional’, constituye un auténtico compendio ilustrativo y catequético, mezcla de arte, rigor y penitencia; lleno de mensajes visuales y de belleza -porque a Dios también se llega a través de lo bello-. No es faltar a la razón ni a una realidad evidente, que se palpa por sí misma en la calle.
Dicho esto, cuesta seguir abundando en más detalles, sobre todo, cuando se trata de describir a una hermandad a la que se pertenece. Sin embargo, basado únicamente en la objetividad, debo decir honradamente porque es un hecho que no sólo se acredita de por sí, sino que está a la vista de todos, para hacernos entender qué, esta Venerable Hermandad Sacramental ‘ha marcado un antes y un después’ en la Semana Santa Isleña.
Y ha sido por así decirlo -un revulsivo- considerándola como la más moderna de las antiguas hermandades; convirtiéndose además en una gran pionera aportando elementos innovadores que han influidos en nuestras corporaciones hermanas y por ende ha contribuido a elevar el prestigio de nuestra Semana Santa.
Y no es necesario enumerar cuantas novedades ha efectuado a lo largo de su historia en todos sus aspectos y en todos los objetivos propuestos; tanto en sus acciones sociales y culturales como mantener la Cátedra P. Franco, un Certamen literario nacional, Carta de hermandad con los PP. Dominicos y Conexión con la Uca. Sin descuidar sus acciones religiosas, espirituales y caritativas.
Naturalmente todo lo descrito, tiene nombres y apellidos, que no son otros que -los propios hermanos-que han colaborados a situarla en el lugar donde se encuentra hoy. Y resultaría muy complicado nombrarlos a todos. Aunque sí destacar la figura del -alma mater- que toda hermandad tiene y que en la nuestra corresponde a un ‘hermano singular’, cuyo nombre omito intencionadamente. Porque creo que no hace falta decirlo, ya que con seguridad estará en la mente de todos.
Finalmente para acabar, no puedo hacerlo sin pronunciar el lema de nuestra querida hermandad -Súper Omnia Christus- y citar también, cómo no, el Salmo 33. Qué tras el hito que marcó en el devoto Vía Crucis del pasado año, ha quedado como otra de nuestras señas de identidad más íntima: ¡Si el afligido invoca al Señor Él lo escucha! Y añadiría, Y si invoca a su Madre ‘también’ porque Ella intercederá por nuestras necesidades y Amarguras.