Cien días
Después de las elecciones de mayo, empezaba una dura prueba.
Los cien primeros días de un gobierno son importantes porque muestran si un líder está capacitado para gestionar o no. O lo que es lo mismo, confirma a los electores si tomaron la decisión correcta al apostar por él, o no.
La primera impresión tiene mucho peso. Muchos ciudadanos recordarán al candidato por lo que hizo al empezar el mandato: si mantuvo las propuestas electorales y empezó a trabajar desde cero para mejorar la situación. En tal caso será percibido como alguien eficiente y confiable, pero si incurre en errores o inestabilidad manifiesta, los electores desconfiarán del nuevo gobierno.
Nuestra alcaldesa, Patricia Cavada, tenía una dura prueba: una Isla sucia, abandonada, con apenas mantenimiento y 14.000 parados, en definitiva, una situación nada fácil.
Desde los primeros días de junio recibimos, a través de El Ojo Crítico Isleño, las típicas quejas respecto a papeleras sin vaciar, calles desatendidas, husillos atascados y postes llenos de orina. De nuevo se procedió al relleno con albero en la Ronda del Estero. El objetivo, contar con un amplio aparcamiento para la semana de Feria, pero ¿quién pagó las consecuencias? Los vecinos, desde luego, los mismos que expresaban sus quejas a través de nuestro foro cuando el levante llevó este polvo hasta sus casas. Ya los que vivimos cerca teníamos problemas al respecto, pero los que están delante no lo podemos ni imaginar: no solo sufren el calor del verano, sino que además no pueden abrir sus ventanas. O aire acondicionado, o nada.
Poco después nos sorprendió un miembro del grupo al colocar varias fotografías que ponían de relieve el estado en que se encontraba la parte trasera del Ayuntamiento, tapiado con planchas de hierro. Los laterales y uniones se habían abierto dando lugar a filos cortantes y un mini estercolero, ideal para roedores. Fue una lucha hasta que se limpió, y no entendemos que haya que exigir a un gobierno local que lo haga puesto que es su deber, por la salubridad de toda la ciudadanía. Una ciudad limpia se traduce en calidad de vida para todos sus habitantes.
Quien le iba a decir a este denunciante que pasarían tres meses hasta cumplir su objetivo. Al recorrer varios puntos para denunciar la situación, sólo recibía el 'sí' de los tontos, hasta que, por fin, dio con el bueno de la película y cumplió. Esto pone de manifiesto que hace más quien quiere que quien puede.
Si tomáramos como ejemplo el dicho 'No es más limpio quien más limpia sino quien menos ensucia', así como algunos consejos sobre buenas prácticas ambientales y cívicas, conseguiríamos, entre todos, mejorar el aspecto e higiene de nuestras calles, plazas, parques y jardines. Claro que aquí se juntan el hambre y las ganas de comer. Ni se acometen las labores necesarias, ni muchos ciudadanos tienen miramiento con nada. Llevamos más de cuatro años con los mismos problemas: no vale pasar la máquina de vez en cuando sino acometer una función de fondo, como cuando limpias tu propia casa: se hace por partes, pero se hace y se mantiene.
Ejemplo de esto es el entorno del Zaporito. Una zona que hace poco se restauró, transformándose en un lugar bonito y que con la construcción del bar mejoró aún más, sin embargo, es horrible observar el mantenimiento de la plaza y el caño. A pesar de haber papeleras y contenedores, se ha llegado a ver de todo flotando en el agua: bolsas de basura, latas, plásticos, sillas, colchones... y ¡hasta un poste!. ¿Acaso nos gusta verlo así? Al parecer a muchos les es indiferente, ya que cuando los niños arrojan estos objetos al caño, sus padres no les reprenden.
El caso no es exclusivo de este barrio sino extensivo a la mayoría. No es raro ver muebles y otros enseres acumulados en torno a los contenedores ¿Somos nosotros quienes no prestamos atención a lo que hacemos? ¿Los encargados no realizan bien su trabajo?. Sigamos las normas, que para eso están: los sacas de noche y dejas un mensaje en el contestador después de llamar. Tan fácil como eso.
En otras zonas, sin embargo, faltan papeleras, o no las vacían muy a menudo. A mediados del mes de julio nos llevamos la sorpresa de que se procedió a reemplazar las oxidadas que había en la calle Real, y a colocar más cantidad. Muchos vecinos sí actúan como deben, claro que es necesario poner los medios a su alcance.
Durante la semana de Feria, las críticas se centraron en el estado de los aseos. Es vergonzoso que ocurra esto año tras año, de cara a los propios isleños y, sobre todo, a quienes vienen de fuera a visitarnos. Tan aberrante como el acto vandálico que tuvo lugar en la Punta del Boquerón, sobre la pasarela de madera. La situación generó mucha indignación entre los miembros de El Ojo Crítico, no sólo lamentos, también hay quien vio todo tipo de intereses tras esta acción. Un mes más tarde, eso sí, estaba ya reparada.
Por segunda vez se rompió, por cierto, la tubería de agua que suministra a La Isla a la altura de Tres Caminos. Entonces comentamos que estábamos cansados de remiendos temporales y pocas soluciones definitivas, ya que siempre pagamos los mismos: los isleños que permanecimos varias horas sin agua y la caravana de coches que no desapareció hasta horas más tarde.
Tuvimos también la desgracia de ver un par de incendios en solares, ¿provocados conscientente o generados debido a su estado? Preferimos pensar que se trata de lo segundo, aquello a lo que estamos más acostumbrados. Sólo hay que dar un paseo para sufrir lo que muchos conocemos como "zonas selváticas" de La Isla, especialmente en verano, cuando las altas temperaturas constituyen el principal peligro. En cualquier caso no sería lógica una intencionalidad.
Hay que reconocer, concluyendo, que sí ha habido algunos arreglos de farolas, aceras, reuniones con colectivos, e iniciativas en varios eventos para que La Isla dormida vuelva a resurgir de su cenizas cual ave fénix. Se ha demostrado ilusión y ganas por revivirla. En el otro extremo, diremos que en estos cien días han continuado sufriendo dos cosas perjudiciales para la ciudad: poco civismo y falta de salubridad. Echamos en falta grandes mejoras en este aspecto, no podemos esperar tres meses para que se lleve a cabo según qué arreglo.
Puedo prometer y prometo, pero lo importante son los hechos ya que las palabras se las lleva el viento y no es lo que los ciudadanos queremos.
Juzguen ustedes, ¿aprobó?
No aprueban.
no aprueba ni de coña esto es mas de lo mismo que habia o peor la gente tampoco colabora mucho aqui en san fernando son muy incivicas la ciudad esta que da asco por todos lados papeleras sin bolsas terraplenes con basuras y mucha suciedad en definitiva suspendido total y sin vista de que mejore