Publicado el: Dom, 27 Sep, 2015
Opinión

Momentos inesperados

Art.90No deja de sorprenderme el Universo cuando, sin ni siquiera pedírselo, mueve sus hilos para que momentos que pensábamos que serían uno más, acaben por convertirse en un cúmulo de emociones que erizan el vello y nos marcan una parte de nuestras almas.

Ahora sé que cuando tenemos un sueño, un sentido claro para vivir, somos más capaces de sentir y disfrutar el de los demás. Tal vez sea este el motivo por el que ayer fui a un concierto para distraerme y pasar un rato con mis seres queridos, y acabé por volver a casa con el corazón a mil por hora, la sonrisa estirándome la cara y mis propias alas envueltas en esperanza.

Reconozco que nunca fui fan de Danza Invisible, aunque sí disfruté de muchas de sus canciones durante mi adolescencia pero, desde ahora y para siempre, paso a ser fan número uno de las personas que componen el grupo, especialmente de Javier. Cruzarme con gente como ellos es lo que me lleva cada día a seguir luchando por todo lo que deseo, a saber que todo es posible siempre que se hace desde el corazón y con la pretensión de hacer felices a otros.

Lo que podían haber sido simples horas de música, se convirtió en una gran explosión de amor. El amor que el vocalista quiso regalarnos desde que cogió el micrófono y comenzó a hacernos vibrar; que los músicos pusieron en cada nota que hicieron sonar. No sé cómo fueron sus conciertos treinta años atrás, pero no me cabe duda de que, a día de hoy, no han perdido ni un ápice de la energía que les permitió llegar a donde están.

Después de lo visto, me pregunto si seré capaz de seguir tantos años manteniendo a flote no sólo mi pasión, sino toda la fuerza que mi juventud me permite tener; quisiera saber si conservaré la humildad necesaria para acercarme a quienes me creen tan lejos y demostrarles que no somos tan diferentes, que siempre seguiré bailando junto a ellos, que no les faltarán mis abrazos y mis gestos de amabilidad. No entiendo por qué el éxito tiene que subirnos a un nivel superior; por qué no hacer como Javier, bajarnos de donde nos subieron sin permiso y recordar al mundo que todos somos lo mismo, que no hay nada mejor que hacer lo que nos apasiona cerca de quienes saben apreciarlo.

Como comenté en este mismo periódico, creo que harían falta varios artículos para poder explicar lo que ayer consiguió este grupo, lo que me gusta pensar que el público supo valorar; toda la magia que, sin haber sido reclamada, nos fue regalada sin más. Por todo esto, hoy opto por dejar en mi pequeño, pero confortable espacio, mi más sincero agradecimiento a estas personas por llenarnos, no sólo de buena música, sino sobre todo de carcajadas, sorpresas, encuentros y la certeza de que, pasen los años que pasen, cuando llevamos dentro el verdadero sentido de vivir, nunca dejaremos de ser luz en nuestra vida, y esperanza y tranquilidad en la de quienes se esfuerzan cada día por hacer todos sus sueños realidad.

Sí, ahora sé...que no hay Danza Invisible que el alma no sea capaz de bailar...

Sobre el autor

- Escritora, maestra y loca soñadora. Con el firme objetivo de ser feliz a cada segundo y compartir con el mundo cada sonrisa, cada sueño y cada aprendizaje que el Universo nos permite experimentar.

Mostrando 1 comentario
  1. sara dice:

    Bienvenida al mundo Danza Invisible.
    Te preguntas si podrás aguantar el paso de los años con esa sensación siguiendo a Danza, pues yo te digo que se te pasarán los años en un segundo. Yo llevó más de treinta años postrada a sus pies y no me cansó, son exactamente igual que eran cuando empezaron, pura fuerza y puro cariño a lo que hecen y con sus seguidores. Seras acogida con mucho cariño en la página de facebook Fans Danza Invisible.
    Un saludo y un beso

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