La Isla tiene lo que se merece...
Si me preguntas por qué no he dejado de luchar ya por La Isla, es porque mi conciencia no me deja.
Por más que esta ciudad avance en el tiempo, ya solo le espera deterioro. Una ciudad que no se mantiene ni se puede sostener de un pasado grande del que no quedan ni los cimientos.
Esta ciudad no puede cambiar, esta ciudad tiene lo que se merece.
La podredumbre de un pueblo ceñido a sus viejas costumbres y costuras y aires galardonados de polvo y señorío. Ni un centavo darían muchos por su ciudad, mientras otros malviven en las grietas que van dejando a su insignificante paso.
Esta ciudad necesita ser destruida para nacer de nuevo, muchas cosas necesitan de la suerte del Ave Fénix. La Isla como nueva Sodoma, que pague por sus pecados capitales: el orgullo, la envidia, la arrogancia...
Isleño vuelve a tu cueva, a tu cautiverio de palmeras y baldosas grises; donde tienes buenas vistas pero muy poco que ver.
Si me preguntas por qué aún sigo luchando, no es por sus gentes, es por respeto a la Historia del suelo que piso.
Que impresiones más interesantes. Dan para parar, pensar y meditar.