De todos los artes, el más joven
La enumeración de las artes proviene de una clasificación que comenzó durante el periodo helenístico y que entiende como tales la pintura, escultura, arquitectura, música, danza o teatro, y poesía o literatura. A esa clasificación, y a partir de que Ricciotto Canudo acuñara el término en su Manifiesto de las Siete Artes (1911), se unió el cinematográfico como séptimo de esos artes.
A lo largo de su Historia, el ser humano ha tenido una característica y un comportamiento común en todas sus sociedades, el de contar historias. Los cuentos, leyendas, relatos… han sido enriquecidos por juglares o imaginados por poetas de todos los rincones de nuestro mundo.
Dotado de una hermosa juventud, el cine nos presenta una forma de expresión cultural y artística que ofrece un conjunto de estímulos y emociones a través de los sentidos, que satisface ese deseo humano de contar historias, y ofrece el placer de oírlas.
Hace poco, en nuestra ciudad, se ha llegado a un acuerdo con la Andalucía Film Commission que incluye a San Fernando como localización a tener en cuenta para las producciones que se realicen en nuestra comunidad. Sin duda, una gran noticia para nuestro entorno, que nos dará acceso a conocer grandes producciones, además de abrir un importantísimo contacto de nuestra localidad con la emergente y reconocida, nacional e internacionalmente, industria del cine andaluz.
Pero, ¿por qué quedarnos en ofrecer el decorado para los rodajes de esas grandes producciones? ¿Por qué no podemos ser capaces de contar esas historias?
San Fernando puede ofrecer, además de localizaciones, creaciones y proyectos cinematográficos.
No quiero decir, ni mucho menos, que ambos conceptos sean incompatibles, al contrario, deben ser complementarios. Relacionar nuestra ciudad con el cine es una grandísima noticia, pero también debería servir como punto de inflexión para comenzar a creer en nuestra propia capacidad de contar historias, convertirnos en esos juglares, esos poetas, que a lo largo de la Historia se han dedicado a imaginar relatos, leyendas y sueños por el inmenso placer de contarlos y de que otros los oigan.