Jose Ramón Andres Puerta. El gran embajador de nuestra gastronomía.

Las ya archiconocidas declaraciones xenófobas y racistas del aspirante a candidato presidencial de la Casa Blanca, Donald Trump, que prefiero no reproducir, posiblemente, hubieran carecido de tanta repercusión mediática, como está teniendo, de no haber sido por haberle plantado cara nuestro cocinero más internacional.

Tan pronto como José Andres tuvo noticia de aquellas despreciables declaraciones del magnate estadounidense en la que anunció su intención de competir para la candidatura presidencial republicana en los comicios del 2016, no dudó en echarle un par de… fogones –por no decir cojones–y darle la espalda al poderosísimo empresario norteamericano, manifestando públicamente el mierénse que “Los comentarios despreciativos de Donald Trump hacia los inmigrantes ha hecho imposible que siga adelante con los planes para abrir un restaurante español en el hotel Trump International en Washington”, dijo.

Un gesto que le honra y con el que se ratifica aún más, si cabe, esa gran talla humana de este gentilhombre dedicado a los fogones del que todos nos tenemos que sentir muy orgulloso y horrando de ser sus compatriotas.

José Andres, no necesita ni de su nombre completo (Jose Ramón Andres Puerta), ni de ninguna tarjeta de presentación, y no precisamente porque ser cómo ese aspirante a la Casa Banca –un impresentable–, para darse a conocer en Estados Unidos. Si no porque este asturiano de pro es, además de popularmente conocido, muy querido y apreciado en toda Norteamérica, especialmente por la comunidad latina que lo venera y aplaude, no solo ya por enfrentarse a Donald Trump por sus palabras contra los inmigrantes, sino porque muchos latinoamericanos y estadounidenses viven dignamente del trabajo que les proporciona en los 18 restaurantes que posee repartidos en Los Ángeles,Washington, Las Vegas o Miami (sin contar el que abrirá el próximo año en Nueva York) o/y por las muchas acciones humanitarias que nuestro compatriota lleva a cabo a favor de los más desfavorecidos, como cuando se plantó en Haití después del trágico terremoto del 2010 con sus fogones a cuesta o esa otra hermosa iniciativa creada por él para luchar contra el hambre y la pobreza como es la World Central Kitchen, entre otras muchas que se podrán citar.

Donald Trump. Aspirante a candidato presidencial de la Casa Blanca.

Gracias a este inmigrante español, de lo que él se siente muy orgulloso, nacionalizado recientemente en EE.UU, la cocina española en aquella nación es más conocida y apreciada. Es el gran embajador de nuestra gastronomía.

Con este modesto texto y mis palabras que vierto en él sobre José Andres, no es porque me ciegue la pasión por la buena relación de amista que nos une. Los hechos están ahí, además de todo lo comentado, con multitud de reconocimientos como el Premio Herencia Hispana, la inclusión en la relación de los 100 personajes más influyentes del mundo del año 2012 publicada por la revista Time, el célebre premio James Beard, considerado como el Oscar culinario en EE UU, etcétera.

No, no es adulación gratuita. Miren por donde –a modo de anécdota–, ese aprecio que nos une, nace precisamente por un artículo que escribí criticándolo por la defensa a ultranza que hacía en uno de sus programa de cocina en TVE de las hamburguesas que se hacen en una conocidísima cadena de comida rápida –por no decir basura–. Y que José Andrés no dudó en llamarme personalmente desde Washington tan pronto como se publicó mi artículo para “discutir” y cambiar impresiones acerca del tema en cuestión, de la forma más elegante y amistosa, que terminó convirtiéndonos en amigos.