El candidato.

El novelista isleño explica las propuestas que le han movido a tomar la decisión.

“Que se vote la confluencia”. “Mayor grado de permeabilidad”. “Voz para la gente de Podemos más allá de la prensa y tertulias”…

Son algunas de las demandas y, al mismo tiempo, las causas, que han motivado al escritor Juan González Mesa a presentar su candidatura a la lista de Podemos para el Congreso de los Diputados, tal como ya hiciera hace escasas semanas mirando al Senado. Entonces logró una digna décimo tercera posición.

Con conocimientos tanto en el campo de las letras -Historia y Literatura- como en el de las ciencias -del mar-, ha desempeñado múltiples trabajos relacionados y no relacionados con dichas materias, algo que le ha permitido conocer de cerca la problemática social y estar al pie del cañón, participando en manifestaciones y luchando por las causas en las que cree. “Contestatario y activista” como se define, debido a su espíritu crítico, ha abogado por los derechos de los trabajadores y participado en causas benéficas como la Fundación Anabella, Médicos sin Fronteras o Intervida.

Los pasos a seguir.

Declara su intención de poner sobre la mesa la cuestión de la “renta básica universal” proporcionada por el Estado a los ciudadanos con independencia del estrato social o cualquier otra condición que busca paliar la precariedad económica que actualmente asuela a España sirviendo además como apoyo a las pequeñas y medianas empresas, verdaderos generadores de empleo.

Exige, de la misma forma, un replanteamiento de las primarias a través de un órgano ajeno al CCN -Consejo Ciudadano Nacional-. Algo que está estrechamente relacionado con su intención de eliminar los votos negativos de las propuestas de Plaza Podemos, porque “dado el rumbo centralista que está tomando el partido, hay un miniejército de gente que se encargará de tumbar cualquier propuesta que no esté en sintonía con el Consejo”. Es el caso de Vistalegre, sobre el que pide reflexión tras las elecciones generales, ya que “aunque la gente votó con conocimiento de causa, podrían haber optado por sistemas mucho más asamblearios”.

Y es que, una vez establecidas las directrices, “hay que ver si éstas se siguen, o si el propio sistema impide comprobarlo y si demuestran ser buenas en la práctica”.

"No hay que elaborar un programa electoral para llegar al Congreso, sino para cuando lleguemos al Congreso. Debe ser un programa con letra grande y pequeña y, para eso, necesitamos escuchar a la gente", declara.