Europa y la Inmigración
Europa sigue acumulando problemas sin solución desde que se creó el proyecto supranacional de la Unión. Uno de ellos, y quizás el más importante, es la crisis económica. Uno de los efectos de la misma es la crisis social que se genera tanto en el territorio europeo como fuera de él.
La crisis social que existe en África se ha hecho notar desde 2011 con mayor intensidad en el sur de Europa: España, Italia, Grecia… Pero es un problema que viene de bien lejos. Las naciones imperialistas del siglo XIX invadieron sus territorios al continente africano, tras el expolio de América Latina y su independencia. En África, se hicieron estragos con sus tribus, sus leyes, sus religiones... Todo por las materias primas que levantaron las industrias de Inglaterra, Alemania, Países Bajos y demás. Aquella Europa que se apropió de las minas de cobre, metal y oro; y de los campos donde pusieron a trabajar a sus esclavos de color.
Cuando aquello se secó, se vio con otros ojos y algunos territorios se alzaron en armas, África dejó de ser una perla para ser un trozo de carbón ennegrecido y sin valor. Las potencias europeas abandonaron estos territorios pero no sin antes acabar de condenarlo. El mapa africano se firmó a base de escuadra y cartabón. La división de territorios se hizo a mano alzada dividiendo a familias, religiones y las características propias de los pueblos africanos. Por si no fuera poco, les dejamos allí, en manos de caciques, terratenientes y dictadores que nacieron bajo el yugo imperialista y sólo les enseñamos la esclavitud como forma de vida. ¿Qué esperamos de estos países, de estos pueblos y de este continente ahora, si lo hemos calcinado y ahora nos molestan sus cenizas?
A día de hoy, la Unión Europea sigue sin darle solución al problema de la inmigración africana. Ya han muerto en trece años de inmigración, 23.000 personas, porque son personas. El parlamento y los gobiernos europeos se tapan las vergüenzas sobre este tema, mientras compran y venden armas, petróleo, gas, minerales y demás recursos africanos en manos de dictadores a estos estados fallidos. Quizás pecamos de arrogantes cuando miramos hacia otro lado o negamos la entrada de estas personas a nuestros territorios, cuando durante siglos hemos aceptado sus recursos y su mano de obra barata.
La reflexión que dejo en el aire es clara, ¿podremos atajar el problema de la inmigración africana sin atajar los problemas políticos y autocráticos de África?