No es lo que me pide el cuerpo
No es lo que me pide el cuerpo, pero aunque no lo sea no puedo dejar de ver que la Isla, esa por la que yo muero, está avanzando, está despertando del letargo en el que años de mala gestión la han encerrado y aunque no sea esto lo que me pide el cuerpo, no puedo hacer otra cosa que admirar a esos jóvenes, y no tan jóvenes, empresarios que día a día se esfuerzan para poner a su Isla, en el lugar de referencia del que nunca debió salir, y aunque no sea eso lo que me pide el cuerpo, no sería justo si no reconociera el afán con que muchos comerciantes de mi ciudad, se esmeran por hacer de sus locales aquellos almacenes referentes y renombrados en toda la provincia y a cuya fama acudían desde todos los rincones de la misma y aunque no fuera eso lo que el cuerpo me pidiera, no podría dejar de reconocer el valor de esas mujeres emprendedoras, que a pesar de las trabas que les ponen, llenan de moda, diseño y orgullo Cañailla nuestra ciudad, y lo exportan fuera de ella, haciendo con su ejemplo y su trabajo más por su ciudad que aquellos que elegimos para que lo hicieran.
No es lo que me pide el cuerpo pero sería un miserable si no reconociera el esfuerzo y el trabajo de todos los que se han empeñado en vender la “Marca Cañailla”, y organizan, movilizan, convocan, dinamizan su ciudad, y luchan por una Isla Viva, mientras que otros, cómodamente sentados en su poltrona se apuntan a sus logros, haciéndolos suyos, sin aportar nada, esperando el resultado para luego decir que gracias a sus gestiones y su apoyo estamos superando la crisis, recuperando el Alma de San Fernando, cuando nunca debimos permitir que el verdadero alma de la Isla se hubiera apagado.
No es lo que me pide el cuerpo, pero si no dijera y reconociera que San Fernando se mueve, sería como aquellos que solo ven lo mal que lo hacen los demás, sin reconocer jamás un mérito que no se les pueda atribuir, por eso, y aunque no es lo que me pide el cuerpo, tengo que admirar las calles de mi Isla llenas de gente, la calle Rosario que resurge de sus cenizas con sus comercios vivos y dinámicos, mi calle Real, que a pesar de las interminables obras y las barbaridades arquitectónicas que unos permiten y otros fomentan, sigue siendo centro neurálgico, lugar de encuentro y de paseo, sitio de paso y de descanso de la gente de mi ciudad.
Por eso, y aunque no es lo que me pide el cuerpo, aún a riesgo de que lo hagáis vuestro y lo estropeéis, tengo que reconocer que, poco a poco y a pesar de los pesares… SAN FERNANDO AVANZA.