No al debate
Lo que en cualquier país se reconoce como algo normal, lógico y casi obligatorio, aquí parece ser una excentricidad que pocas veces se cumple. En prácticamente ninguna democracia entenderían que las cabezas visibles de los partidos, sus primeras espadas, se negaran a un debate público para hacer llegar sus propuestas a los ciudadanos a las puertas de unas elecciones. Aunque, claro, tampoco comprenderían que en nuestra democracia de baja intensidad, el Presidente del Gobierno convoque a los medios para una rueda de prensa, que deberán seguir a través de un plasma, mientras él realiza su actuación en una sala contigua sin admitir preguntas.
En España nos tenemos que remontar a 2008 para llegar al último gran debate televisado que, por aquellas fechas, Zapatero concedió a un Rajoy en la oposición. Desde entonces, y también durante la época anterior de Aznar, han sido muchas y variopintas las excusas ofrecidas para que el debate no se produjera. Discrepancias sobre el conductor del programa, en qué cadenas se emitiría, el color de la corbata del presentador o el maquillaje de la presentadora, eran los motivos esgrimidos para rechazar de plano un debate al que todos tenemos derecho. De momento, y para empezar, Rajoy ya ha vetado al moderador de ese último debate de 2008, Manuel Campo Vidal, para el hipotético caso de que se diera esa cita ante las cámaras.
En esta ocasión, al haber más candidatos en liza, el tema se ha enrevesado aún más. El Partido Popular se niega a que estén presentes tanto Podemos como Ciutadans, ya que estos partidos no tienen representación parlamentaria en el Congreso. Pero no tienen en cuenta que no se tratan de elecciones generales, sino municipales y autonómicas, por lo que no entiendo qué tendrán que ver los escaños que ostenten en el Congreso de los Diputados. El PSOE por su parte manifestó que se comprometía a un debate público con Podemos antes de las Elecciones Generales, pero ni una palabra sobre las que se celebrarán en tan solo unos días. La formación Podemos dice que no tiene inconveniente en debatir con Ciutadans, pero que antes lo quiere hacer con el PP; cosa que saben que no ocurrirá a tenor de lo dicho por Rajoy. Ciutadans, para finalizar, ha propuesto un gran debate entre los cuatro partidos, pero incompresiblemente excluye del mismo a Izquierda Unida. Reclamar democracia y debate cuando te quieren dejar fuera está muy bien pero hacer tú lo mismo con un partido que te lleva varios millones de votos de ventaja en municipios y autonomías -que al fin y al cabo es lo que vamos a votar- es totalmente incongruente. El ninguneo y desprecio a la formación de izquierdas es inaceptable.
Considero a Rivera un tipo inteligente que, más pronto que tarde, acabará siendo Presidente del Gobierno. Durante estos últimos cuatro años lo he escuchado en muchas ocasiones en directo, lo he podido entrevistar dos veces y he tenido la oportunidad de departir con él en ambientes más distendidos y privados. Como decía, de tonto no tiene un pelo, por lo que debo creer que los contrasentidos que está protagonizando forman parte de un plan trazado; de una estrategia. De otra forma no se puede explicar que diga públicamente que ‘el proyecto de cambio en España solo lo pueden encabezar personas nacidas en democracia’, al tiempo que presenta un candidato para la Junta de Andalucía nacido en el 62 y que se presentó en su momento por Alianza Popular. No tiene sentido que pongan como condición a los demás partidos que sus candidatos sean elegidos mediante primarias, cuando raro es el día en el que ellos no imponen a un candidato a dedo cuando el resultado de esas primarias no les satisface. Desde Barcelona lo han justificado incluso, aduciendo que tienen que proteger al partido de arribistas. Y, sobre todo, me parece una incoherencia total que estén bloqueando la investidura de Susana Díaz como Presidenta de la Junta de Andalucía, al considerarles un partido corrupto, mientras al mismo tiempo sus concejales en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda siguen cobrando mensualmente sus nóminas, al gobernar en coalición con ese corrupto partido.