Decorando sueños
Hoy decoro mis sueños porque no tengo fuerzas para hacerlos realidad. Hay días en los que los hilos del Universo no quieren moverse, deciden quedarse quietos para darnos un respiro, un momento para coger aliento. Cuesta entender esto y cambiar la frustración por inspiración, pero al hacerlo, veremos que no es necesario el dolor. Por eso, hoy...me dedico a decorar mis sueños.
No podemos dejar que la vida decida por nosotros, pues los inconvenientes se crearon para poner a prueba la pasión que somos capaces de volcar en nuestras ilusiones. Si no aparecen señales que nos digan cuál es el siguiente paso a dar, vamos a sentarnos y a imaginar cómo queremos que sea todo aquello por lo que estamos dispuestos a luchar.
Y, de esta forma, hoy el ruido de mi teclado se convierte en la mejor banda sonora del guión que da sentido a mi vida; cada letra tiene su propia importancia, el tono justo que hace que la melodía de su escritura se vuelva canción en mi interior. No debo pensar en nada, mis manos son las que hacen hablar al corazón.
Decoro con colores el momento en el que mi vida sea mucho más de lo que es, añadiendo un intenso verde a las esperanzas que me cuentan que aún queda mucho por llegar; mezclando colores que me recuerdan que existen mil maneras de hacer de nuestros sueños la mejor verdad; barnizando las ideas que no quiero que pierdan su tonalidad original.
Añado luces que se cuelgan en mí en cada abrazo, con cada beso y palabra de aliento, que hacen que todo se vea con mucha más claridad, que no pierda el camino que me hace sentir esta gratificante felicidad. Siento el reconocimiento ante mis sentimientos, los que vuelco al infinito para que sean del mundo, para que todos sepan que para decorar no hace falta estudiar; basta sentir que nuestra alma se remueve por dentro, que quiere expresarse, vivir, sentir, sencillamente...ser.
Hoy...decoro mis sueños porque en ellos encuentro el motor de mis días, porque no importa que la meta nos quede lejos, pues lo mejor de soñar es el tiempo que pasamos adormecidos entre la sonrisa que nos provoca creer que los hemos conseguido, que está en nuestras manos, que podemos sentirlos... No hay mejor forma de decorarlos que notar dentro de nuestro ser que no es algo lejano, ni imposible, tan sólo, la creencia firme de que todo en lo que ponemos empeño en decorar será siempre, y desde ese momento, nuestra mejor manera de hacer de nuestras vidas la más bonita realidad.