Publicado el: Vie, 17 Abr, 2015
Nuestro Patrimonio

Repaso histórico-artístico a San Romualdo, por el Catedrático en Historia del Arte Rafael Manzano

La capilla-salón de actos, lleno durante la conferencia.

La capilla-salón de actos, lleno durante la conferencia.

El Castillo de San Romualdo sigue adelante su programa con la celebración de una de sus propuestas más atractivas: la conferencia impartida este jueves, 16 de abril, a cargo del Catedrático en Historia del Arte, Rafael Manzano Martos, autoridad en activo en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla.

Manzano vino a cubrir la conferencia que en un primer momento estaba previsto que impartiera el arquitecto director de las obras de rehabilitación de la fortaleza, José Carlos Sánchez Romero. Fue presentado por Diego Cano, arquitecto municipal implicado en el proyecto, como paso previo a una breve pero completa introducción histórica sobre los orígenes imprecisos de la fortificación como construcción islámica u obra cristiana, “un edificio único en el mundo”, recordó en relación a las palabras de quien puede considerarse el “descubridor” del Castillo: Leopoldo Torres Balbás, arquitecto restaurador del siglo XX conocido por su estudio sobre las fortificaciones árabes en España. Faltaron, sin embargo, nombres como Fierro Cubiella o Fernando Mósig, éste último autor de la más completa monografía hasta el momento sobre el Castillo del Lugar de la Puente desde el punto de vista documental, así como los estudios arqueológicos previos a la propia obra de rehabilitación. Señaló, como no podía ser de otra manera, la dualidad respecto al puente, “ya que todo puente debe tener su defensa y más en este caso, como única vía de acceso a Cádiz por tierra”. Para ilustrar su discurso hizo uso de cartografía de la época y abundante documentación gráfica, así como planos de alzado y planta de este Castillo, “muy significativo por pertenecer a una época -la tardomedieval-, de la que conservamos contados vestigios”, aseveró durante la ponencia en la antigua Capilla del Rosario, convertida hoy en salón de actos. Los orígenes, también inciertos del Puente, como vía de comunicación con el continente ya desde época clásica, o la primera mención documentada del Castillo, del año 1328, fueron otros de los incisos que el especialista destacó antes de entrar en materia desde el punto estrictamente formal.

Pese a que siempre se ha incluido en la tipología de 'ribat' -especie de convento fortificado, ocupado por monjes partícipes de la Guerra Santa-, “yo creo que no es construcción cristiana ni islámica, sólo una cabeza de puente entre ambas orillas”. La gran duda es, continuó, si existía ya con anterioridad a la conquista cristiana por parte de Alfonso X ‘El Sabio’. “No cabe la menor duda de que su fábrica se debe a mano de obra musulmana”. “Se ha llegado a decir también que sus constructores pudieron ser jerezanos por la vinculación de los Suazo, propietarios del Castillo en el siglo XIII, pero “la ornamentación propia del gótico mudejarizado que se estilaba por entonces en Jerez nada tiene que ver con la factura sencilla, popular, de esta construcción, por lo que personalmente descartaría esta hipótesis”.

Primer plano del ponente, el Catedrático Rafael Manzano.

Primer plano del ponente, el Catedrático Rafael Manzano.

Estilísticamente es una clara obra almohade debido a la tipología de sus arcos y bóvedas que, no obstante han sido constantemente ampliadas y reconstruidas a lo largo de tantas etapas históricas, “una de estas ampliaciones es el espacio en que nos encontramos”, indicó en referencia a la capilla de Nuestra Señora del Rosario, obra construida en el siglo XVIII según los datos aportados por Mósig Pérez, “que ha hecho bien en conservarse”. No así las caballerizas y edificios anexos que durante todo el siglo XIX y parte del XX fueron embutiendo al Castillo repercutiendo en su contaminación visual. “Posiblemente estemos ante uno de los ribats que Alfonso X donó a alguna orden, como la de ‘La Estrella’ o de Santa María, para defender las fronteras que a lo largo del siglo XIII continuarían siendo invadidas por los meriníes procedentes del norte de África, en auxilio del reino Nazarí.

Indicó que, pese a su posible origen como planta única, el edificio fue ampliándose y extendiéndose con el paso de los siglos, de ahí deriva el recrecimiento de las torres, como la del homenaje -concepto de tradición puramente castellana-. “Hay que tener en cuenta que los primeros propietarios del Castillo, los Suazo, debieron hacer lo posible por transformar aquello que nació con vocación defensiva, en un palacio medieval de carácter noble”. De todos estos cambios deriva la gran variedad de bóvedas de todas las tipologías que hoy presenta el Castillo, entre ellas, las de arista, aunque dejó claro que “es incierto que este tipo no existiese antes del siglo XIII: "la prueba la tenemos en Jerez, que goza de las más antiguas como último reducto del Gótico". Los que más abundas son los arcos de medio punto, en algunas zonas levemente apuntados, “¿Pueden ser éstos producto de una reforma cristiana para suprimir la influencia islámica?”, se planteaba al recordar la transformación de los arcos de herradura de la Alhambra de Granada.

Rafael Manzano durante sus explicaciones.

Rafael Manzano durante sus explicaciones.

Al adentrarse en los vestigios cristianos aún conservados, Manzano hizo referencia al “intento de bóveda gótica que hay a la izquierda según se sale de la capilla, “ejecutada con poca profesionalidad”, así como a la portada barroca que se ha podido recuperar, y que probablemente se realizó para conectar con la capilla en la misma época que el campanario. No se olvidó del fresco del corazón de Jesús, también moderno (siglo XVII) aunque humilde y con poca entidad, no así en cambio los restos decorativos que la misma sala presenta y que son propios del estilo Mudéjar.

“Estoy muy feliz y agradecido por poder visto este Castillo tras su puesta en valor”, señaló Manzano que, en líneas generales, declaró su satisfacción sobre el proyecto de rehabilitación en su conjunto. "Yo, personalmente, hubiera hecho diferente algunas cosas, quizá por ser de otra época". Se refería a algún tramo de piedra vista para para observar la naturaleza interior del muro o algo menos dureza en las líneas de remate. No obstante, concluyó, “hay que tener una mente abierta y entender que son diversas las soluciones arquitectónicas que pueden aplicársele a una misma cuestión, todas válidas y que, dada la compleja situación, han de regirse también por el factor económico”.

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