El póquer, ¿deporte o juego de azar?
Aún hay muchas personas que se siguen refiriendo al póquer como un juego de azar. Hay personas que incluso lo interpretan como una especie de rifa sobre un tapete. Sin duda estos grupos de personas desconocen en absoluto el juego y las únicas referencias que tienen de él se remontan a escenas de películas de cine u otras situaciones similares.
¿Pero es el póquer actual un deporte o no? Podríamos afirmar que sí partiendo de la base de que ni en su denominación oficial es considerado un juego de azar, ya que desde abril de 2010 ha sido reconocido como un deporte mental por la IMSA (Asociación Internacional de Deportes Mentales), al igual que el ajedrez, las damas, el bridge o el Go.
Estamos de acuerdo en que no se trata de un deporte al uso en el que la preparación física es la base para obtener los mejores resultados, pero no deja de ser una actividad que cuando se realiza a primer nivel requiere de una exhaustiva preparación mental acompañada en la mayor parte de los casos de un buen aporte en el aspecto físico, ya se sabe, por aquello de “mens sana in corpore sano”.
A menudo vemos a los profesionales de póquer practicar otro tipo de deportes que les ayuden a desconectar de la presión psicológica que sufren durante los torneos. De la misma forma es habitual que muchos de los jugadores de este nivel cuiden su dieta con una alimentación similar a la de un deportista de élite de cualquier otra disciplina.
Los participantes en los grandes eventos de póquer se pueden encontrar en ocasiones con jornadas de más de 8 horas seguidas durante periodos de hasta 10 días, lo que conlleva un importante desgaste físico y psicológico que les hace resentirse en su juego a medida que avanzan las fechas. Una salud adecuada y un buen tono físico serán determinantes a la hora de contrarrestar los efectos negativos de la fatiga que de otra manera empujan a tomar un mayor número de decisiones desacertadas.
Para afirmar que el póquer es un deporte habría que determinar primeramente si el juego se ve más influenciado por la habilidad o el azar. Sin duda ambas cuestiones tienen su importancia pero, ¿en qué medida? Probablemente un jugador de éxito afirmaría que la habilidad es decisiva mientras que un jugador menos diestro atribuiría sus malas jugadas al azar.
Al paso de esto habría que plantearse cuál es la razón para que ese grupo de los considerados mejores jugadores generalmente alcancen los puestos de mérito en los grandes eventos mientras los jugadores más mediocres muy rara vez aparezcan en ellos. ¿Deberíamos pensar que las estrellas del póquer han sido bendecidas por el azar? ¿Quizás durante años los naipes son más generosos con ellos que con sus rivales? Es lógico pensar que no.
No cabe duda de que las aptitudes del jugador a la hora de gestionar sus cartas para sacar el máximo beneficio de una buena mano o minimizar las pérdidas de una mala, serán decisivas en el desarrollo del juego. Aquí es donde toma relevancia la preparación, el cálculo de probabilidades, las matemáticas. Todo ello unido a la experiencia y un profundo estudio de sus rivales así como de sus patrones de juego, marcan la diferencia entre un jugador de élite y un aficionado.
No es casualidad que la mayoría de las estrellas actuales del póquer sean jóvenes universitarios que dominan con maestría las estadísticas y las matemáticas, que acostumbrados al estudio devoran libros del juego para adquirir los conocimientos necesarios que les ayuden a doblegar a sus rivales. La mayoría de ellos iniciados a través del póquer online donde adquieren la experiencia necesaria disputando miles de manos y aprenden a elegir los niveles en los que jugarán de acuerdo a sus habilidades. Jóvenes que una vez preparados dan el salto al póquer en vivo y se atreven con una mesa de casino o incluso con un gran torneo como fue el caso de Adrián Mateos que con solo 18 años se alzó con el triunfo en un evento del calibre del ESPT (Estrellas Poker Tour) de Madrid en 2013, convirtiéndose en el jugador más joven en lograrlo en este circuito considerado el más importante de España. Y no, que nadie piense que fue obra del azar porque sólo unos meses después se proclamó campeón en las Series Mundiales Europeas de París y en la actualidad acumula grandes resultados a nivel internacional y más de 2 millones de euros en premios sólo de póquer en vivo.
De todo esto se desprende que si el póquer se enfoca como una actividad profesional, está más cerca de ser un deporte que de ninguna otra cosa. En el caso de los jugadores ocasionales e inexpertos que se lanzan de vez en cuando a disputar unas manos, la cosa cambia y el azar recobra su protagonismo.
Todas las investigaciones realizadas dan como resultado que en el póquer tiene una influencia importante la suerte, pero que por otro lado la habilidad del jugador respecto a la estrategia, el estudio de probabilidades o la intuición, unidos a la práctica y la experiencia, serán fundamentales para gestionar eficientemente las manos, minimizando los daños en las rachas con la mala fortuna y sacando el máximo rendimiento cuando las cartas se ponen de su lado.