Los Zurriagas
Ahora que llega la primavera se agudiza aún más esa raza aparte y mayoritaria que puebla y se extiende como un virus en esta España nuestra. Hemos de explicar, así de bote pronto, que “Zurriaga” es todo aquel que tiene un “zurriagazo” dado. Es decir, los torpes, los incompetentes, los patosos, los papas fritas, los “tostá”, los polvorones, los tarugos...
Lo que pasa que una noche, el Guata y yo, vimos a uno que era la máxima expresión del “zurriagismo” y el querido Jesús le puso de mote “Zurriaga” desde entonces todos estos personajes que pueblan las ciudades los conocemos con dicho apelativo vasco.
Por ejemplo, ha llegado usted a Correos y observa que hay dos colas, una con mucha gente y otra con dos “notas” solamente. Pues bien, la lógica le hace ir a la fila en la que hay menos personas. Pero no cuenta usted con los “Zurriagas” y les puedo asegurar que en esa cola le van a dar las dos de la tarde, mientras que el “Zurriaga” marea con una y otra pregunta, dudas y papeles al funcionario de correos, usted ve y como avanza la cola que tenía más gente y maldice la la hora en que se le ocurrió ponerse en esa fila.
Esto mismo debe de aplicarse a la cola del Pryca o del Cobrero, donde si se pone en la caja que nada más que hay uno con un “pack” de latas de atún -que por cierto vienen de tres porque cada vez traen menos atún- y una colonia de lavanda, les puedo asegurar que , o trae el importe en monedas de 2 céntimos o la tarjeta que le ha dejado la parienta no tiene saldo. Conclusión: otra vez las dos de la tarde...
Pero estos personajes, que repito son mayoría, no se limitan a hacer cola. Están sueltos en todas las fiestas y celebraciones. Son los típicos que al ver una esquina llena de gente a reventar viendo una procesión, vienen con toda la familia, carritos de niños chico y abuela incluida y en vez de dar la vuelta a la manzana, allí van ellos a pasar por fuerza. O en las degustaciones para “tiesos” de carnaval hacen cola desde dos horas antes de que empiece el evento y coger dos pinchitos fríos.
Los “Zurriagas” te hacen irte de un cajero a buscar otra sucursal del banco porque cuando trincan un cajero... entonces son felices. Entre que meten la libreta, miran la cuenta, sacan dinero, sacan la libreta, meten la tarjeta, ingresan el dinero y cuando crees que vas tú... pues mete otra vez la libreta para actualizarla o jugar al “Candy Crash Saga”, el caso es que se te hace de noche esperando. Yo soy de la opinión de que hay que poner en los bancos y cajeros dos ventanillas: “Operaciones fáciles y rápidas” y otra “Operaciones para torpes”
Esta raza es capaz de bloquear al funcionario más eficiente y retrasar hasta la coronación de un Rey. Otro momento cumbre para los “Zurriagas” es su visita a la farmacia, allí se sienten reyes y cuentan su vida al boticario mientras el resto de la humanidad se desespera. Que no te engañe nunca un “Zurriaga” que el que trae nada más que una receta puede hacer que tu madre se quede con la espumadera en la mano esperándote para freírte las papas.
Son los que suben al autobús y no sacan el dinero hasta que el conductor se lo dice, los que cuando van delante tuya y han comprado en el refino y te crees que vas tú, entonces se acuerdan de que le saque calcetines blancos.
Los “Zurriagas” son, también, los que cuando vas por la calle y caminas pegado a la pared, los ves venir... y nada ¡será grande la acera! Pues ahí va el nota hasta que choca contigo o le tienes que dejar paso. El que cuando estás en el mostrador de un bar leyendo el Diario con veinte taburetes libres, entra y se pone justo al lado tuyo.
Pero el caso más glorioso de “zurriagismo” me pasó en Semana Santa en un bar, del que no diremos el nombre... al pedir dos copas antes de la recogida. Porque no hay nada más peligroso que un “Zurriaga” al otro lado del mostrador. Del ponga usted un gintonic, un whisky sólo y dos ron con cola normal hasta que lo sirvió... no sólo se había recogido la Cofradía, sino que ya estaban devolviendo la túnicas los chiquillos. Lo primero que hizo fue llevarse un rato buscando papel y bolígrafo para apuntar el pedido, después saco los vasos y tardó hasta encontrar el hielo, luego miró uno a uno los pedidos y los fue poniendo con más tranquilidad que Rajoy recortando. Cuando ya parecía que atacaba con los licores se le produjo una duda: “mira Coca-Cola normal no tengo, tengo “ná” más que ésta” - enseñando una lata de Coca-Cola normal... Pues de esa home... Tuvo que venir hasta el hijo a ayudarle...
Lo dicho, tengan cuidado no se distinguen a la primera, hasta que actúan, los “Zurriagas” no dan la cara y entonces ya éstas perdido.
Pablo M. Sánchez Martín.