La Calle Real en 16 capítulos; capítulo (XIV)
…el Edificio Real Cristina, la Ferretería Real, la Autoescuela Las Marismas, la Carnicería Santa Ana, Aqualund, el Bazar el Archi, Jugetón, la Caja Rural del Sur. La Ferretería, Estanco y Café Borrego (estos tres establecimientos juntos fue la antigua Cafetería y Bar Borrego (parada oficial de la “Carterilla” -Autobús de Transportes Generales Comes- cuando venía de Cádiz), seguido de la Farmacia de María Ángeles Fernández García, el Laboratorio de Análisis Clínicos, una Frutería de productos del campo de Conil y de Sanlúcar, así anunciados con el propósito de introducirlos como si éstos fuesen la panacea aun sabiendo, que las mayorías de estas tiendas salvo escasas excepciones compran sus productos en las Cooperativas. Y por último un establecimiento de Moda Joven en la misma esquina del Callejón Nuevo. Y muy cerquita y en la otra esquina existió un grifo público de agua en la que hoy es la Avenida Gómez Pablo paralela a La Ardila.
A partir de la Alameda del Carmen y hasta La Ardila, se observa pocos edificios, pero sin embargo, sí más casas solariegas de aspectos señoriales, de anchas y grandes portadas rematadas con sus blandones y escudos que se alternan con la arquitectura del siglo XVIII, destacando los estilos barrocos más bien tardíos y los neoclásicos tanto en los edificios domésticos y civiles como en los militares y religiosos. Y quizás sea la zona donde se ha conservado más regular e uniformemente los que existen.Y como no podía ser de otra manera, observar también qué, al final de esta Calle Real en una ciudad tan querida como la nuestra, no sé si tan religiosa, pero desde luego sí muy cofrade (como así lo demuestra la cantidad de muestras de mosaicos que se encuentran en las fachadas de cualquiera de las calles de nuestros barrios con las imágenes de los muchos Crucificados o muchas de las Vírgenes de sus amores y de sus pasionales devociones de los vecinos de cada barrio, la mayoría de ellos realizados por artistas locales como nuestro ilustre escultor e hijo predilecto de la Ciudad, Alfonso Berraquero, el escultor y ceramista Juan Pérez Bey o de los conocidos artistas artesanos, Atonio Luque Licenciado en Bellas Artes y el ceramista Antonio Alias entre otros), que finaliza además con el Convento de las ya citadas Monjas Carmelitas Descalzas, sede de la diminuta monjita, pero grande de espíritu y alma, que tuvo una débil y prolongada salud de hierro -la hermanita Cristina- que también tuvimos la suerte de tener entre nosotros durante muchos años con su máxima perseverante de -orar, sufrir y callar- que nos enseñó para remedio de nuestros agobios, de nuestras penas, de nuestras enfermedades y de nuestros consuelos.
¿Cuántos de nosotros nos hemos encomendados a ella? ¿Cuántas soluciones nos ha proporcionado? ¿Cuántos milagros se les atribuyen? Y además quien haya tenido la suerte de haberla visitado, sabrá con certeza absoluta del tono de su voz, de su dulzura, de sus consejos y del halo inexplicable o tal vez de santidad que se percibía a través de la reja cuando ella entraba en el locutorio para la entrevista. La Hermanita Cristina, está en proceso de beatificación -ya comentado- por sus virtudes y lo que de ella se cuenta. Y la Venerable Hermandad Sacramental de la Misericordia, tiene carta de hermandad con dicho Convento y se ocupa de seguir los pasos de su beatificación. Recemos pues, para que este proceso pronto sea una realidad, que engrose la larga nómina ya de hombres, mujeres, eclesiásticos, laicos y religiosos, que figuran en el haber de esta gran Ciudad en la que vivimos, amamos, defendemos, disfrutamos y nos recreamos.
Llegado a este punto, tanto a la altura del Callejón Nuevo como a la del citado Convento se considera finalizada la calle Real y comienza La Ardila en su primer tramo recto cuesta abajo. Y antes de llegar a la curva nos encontramos con un espacio vacío y a la derecha, que fue el que ocupó las viviendas de los militares que fueron ‘derribadas’.
Y a partir de ahí, se suceden una serie de Chalets, alternados con otras viviendas, algún comercio y algún que otro bloque de viviendas después de la citada curva. Y en el otro tramo recto y más largo que el anterior hasta llegar a La Fuente de las Comunicaciones a la que ya me he referido en algún capítulo anterior y que distribuye a la derecha, la carretera de entrada y salida a la ciudad por la Avenida de Pery Junquera. Y a continuación siguiendo el abanico que conforma la rotonda, la carretera que conduce a Algeciras-Málaga y a Jerez y Sevilla con salida a su paso por el complejo comercial de Bahía Sur. Y más adelante con la entrada también a la ciudad a la altura del Puente Zuazo.
Y volviendo otra vez a la rotonda y casi al frente y subiendo el Puente del Salto del Carnero, la carretera hacia Cádiz. Y a la izquierda, la carretera a Campo Soto esquina con el Polígono de Tiro Janer, previsto para convertirlo en Zona Franca (no se sabe cuando a raíz de los restos arqueológico encontrados y otras circunstancias ajenas a dichos descubrimientos). Y más a la izquierda todavía, en la esquina justo del restaurante Los Tarantos, la carretera que va al complejo residencial de La Noria.
Recopilando y concluyendo con la descripción de la Calle Real y resumiendo su contenido, debo y es justo decir algo que no solamente ha sucedido en nuestra querida Ciudad, sino prácticamente en casi todas las ciudades del País, en tanto en cuanto se refiere a los Edificios que afean y rompen la armonía de continuidad con el resto de ellos, tales como los de nueva construcción o los que se instalaron además en sustitución de otros que debieron ser conservados y jamás derribados, tal es el caso de la Casa de Zimbrelo (por ejemplo) en plena Plaza del Rey, rematada con su torre que sirvió de vigía en el asedio francés de la Guerra de la Independencia ya comentado.
O el Edificio anterior de extraña y a la vez singular arquitectura (antigua clínica de Ramírez de Isla) o el mismo Edificio de Correos (también comentado con anterioridad, aunque con la salvedad de haber omitido decir, que en su lugar estaba el célebre freidor de Lobato, que según los isleños, hasta Varela lo señalaba con su brazo extendido por las elaboraciones de sus ricos pescaítos fritos. Sin embargo el citado edificio, desestabiliza y mucho, la continuidad de los estilos referidos, impidiendo la homogeneidad deseada de la cuadratura lógica de la zona y de la Plaza del Rey (Plaza de España), considerada como la Plaza Mayor de La Isla.
Así como más adelante, el del Banco de Bilbao en la esquina de Héroes de Baleares frente a la Alameda que contrasta con la magnífica Casa de los Ferragut que tiene pegada y que al tiempo de escribir este relato, se está resanando para su conservación, una ejemplar medida para mantener nuestro patrimonio urbanístico. Otra cuestión que pide a voces su resolución, es la de salvar el retranqueo y el saliente en busca de su alineamiento para evitar la angostura que existe en la Calle Real con la acera de enfrente desde la joyería de la Alameda hasta la que fuera tienda de El Pino en la esquina de la calle Almirante Faustino Ruiz en armonía con la Iglesia Vaticana de San Francisco.
Igual que otro estrechamiento que padece la Calle como éste, pero quizás más difícil de resolver, que es el que se encuentra a la altura de la calle Alsedo con la calle Galiana por el cuello de botella que existe difícilmente corregible y de resolver. Los retranqueos del edificio Olympia que conserva como muestra solamente los herrajes de los cierros y balcones de la ‘Casa Colorá’ que derribaron en plena noche a la altura de la Calle Pizarro igualmente ya comentado. Y los tantos otros retranqueos como el de la esquina de Manuel de Falla…Continuará…