Publicado el: Sáb, 28 Feb, 2015
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El Cincuentenario del Cristo de la Redención vive un punto álgido con la conferencia de Rafael Ibáñez

Rafael Ibáñez, durante la conferencia

Rafael Ibáñez, durante la conferencia.

El historiador del arte habló sobre la vida, obra y técnica de Castillo Lastrucci, autor del titular de la hermandad de la Soledad.

Este viernes, 27 de febrero, fue un día grande para la Semana Santa, o, mejor dicho, para la Cuaresma, y muy especialmente para aquellos que saben apreciar el valor histórico-artístico de esta fiesta con independencia de la carga devocional que conlleva.

Dentro de los actos organizados por la Venerable Hermandad de la Soledad -la más antigua entre las cofradías de penitencia isleñas-, con motivo del Cincuentenario de su titular, el Santísimo Cristo de la Redención, se contemplaba que el historiador del arte Rafaél Ibáñez Pérez impartiera una conferencia sobre la figura de su creador, el imaginero Antonio Castillo Lastrucci, que tuvo lugar ayer en el Centro de Congresos de San Fernando.

No fueron pocos los asistentes que arroparon el acto desde el momento de la presentación por parte de José Manuel Gil Gómez, amigo y fundador, al igual que el propio Ibáñez, de otra hermandad del Viernes Santo: la de Desamparados. Tras él, tomó la palabra el protagonista del encuentro con unos breves apuntes históricos sobre la corporación. Sus orígenes en el Castillo de San Romualdo, en cuya capilla -titulada ‘Santa María’- se veneró desde principios del siglo XVIII una imagen de la Soledad. También recordó la fecha fundacional ‘oficial’ de 1747, aunque la cofradía no se constituiría de derecho hasta un par de décadas más tarde. No obvió datos como el traslado a la Iglesia Mayor Parroquial, la compra de la actual capilla -tercera de la nave de la epístola- y la reforma de ésta, años después, para acoger en su banco una imagen cristífera que, no obstante, nunca alcanzó la distinción de titular.

Durante muchos años, prácticamente todo el siglo XIX, “las hermandades de la Soledad y del Santo Entierro procesionaron juntas”, recordaba Ibáñez en alusión a una ‘Semana Santa del ayer’ donde la Virgen acompañaba a su hijo, muerto, hasta el Carmen y, una vez allí, volvía en ‘Soledad’ a su sede, la Iglesia Mayor. Tales circunstancias complicaron la incorporación de los cotitulares de las respectivas hermandades: la mariana para el Yacente -que también contaba con su propia imagen ‘de camarín’, y el cristífero para la cofradía soleana.

La mesa presidencial al completo

La mesa presidencial al completo.

Este sueño se hizo realidad hace cincuenta años, cuando la Soledad logró sacar a la calle su -por entonces- misterio del Descendimiento de la Cruz. Posteriormente, dicha iconografía mutaría al actual “traslado al sepulcro”, bautizando al Señor como “de la Redención”. La imagen, ya cincuentenaria, fue encargada al prestigioso escultor sevillano Antonio Castillo Lastrucci, cuya fama conquistó toda Andalucía tras unos inicios en la profesión poco claros. El motivo no fue otro que el éxito de las composiciones “teatrales” -apuntó Ibáñez- de sus misterios, o la delicada faz de sus dolorosas, pero, sobre todo, el hecho de convertirse en la opción favorita para restituir todas las imágenes procesionales desaparecidas durante la Guerra Civil.

Tres son las cofradías que pueden presumir de contar con esculturas del artista entre su Patrimonio cofrade. Una de ellas de la de los Estudiantes -Afligidos-, con un misterio completo, armónico y perfectamente conservado, completo gracias a un San Juan Evangelista salido de las mano del nieto del escultor original: Jesús Méndez Lastrucci. Las otras dos son las del Ecce Homo -Cristo y Poncio Pilatos-, cuyo conjunto fue posteriormente reformado y ampliado por el isleño Alfonso Berraquero, y la Soledad.

El Cristo de la Redención, San Juan Evangelista, Nicodemo y José de Arimatea son originales de Castillo Lastrucci, aunque estos dos últimos, una vez más, modificados por Berraquero en sus facciones. El artista isleño también fue el encargado de añadir las marías Magdalena, Salomé y Cleofás en un misterio que se remató a principios del siglo XXI con la imagen de Santa Marta, de Juan Carlos García Díaz.

Cartel anunciador

Cartel anunciador.

De todo ello dio buena cuenta Rafael Ibáñez mientras su amigo y presidente de AFIL, Ignacio Escuín, ilustraba la conferencia con un power point de interesante documentación gráfica.

Los encargados de cerrar el acto fueron el hermano mayor de la Soledad, Antonio Pérez Vila. Éste, tras recibir la documentación original obsequiada a la cofradía por el conferenciante, entregó a Ibáñez un obsequio recordatorio consistente en la reproducción de óleo que ilustra el cartel de la efemérides. Tras el gesto, concluyó Daniel Nieto, delegado del área de Presidencia y Ciudadanía, como representante del gobierno municipal.

Un magnífico aperitivo, sin duda, dentro del programa diseñado por la Soledad para celebrar el aniversario de su Cristo, y cuya historia espera ser completada con un libro monográfico que recabará toda la documentación  investigada y trabajada por el también historiador isleño, Fernando Mósig Pérez.

Alejandro Díaz Pinto

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