La Calle Real en 16 capítulos; Apéndice
Por último agradecer a los lectores y a los ciudadanos la atención y la paciencia demostrada siguiendo la lectura de estos Capítulos. Otra cuestión que merece ser considerada porque está suficientemente demostrada y no existe ni hay una prueba mayor y refutable que la mesura y la paciencia de los ciudadanos de esta mí querida Ciudad ante tantas deficiencias, irregularidades, incidencias, dinero mal invertido, dinero defalcado y tantas promesas incumplidas.
Y si nos fijamos bien, es cierto que hay muchas iniciativas muy bien realizadas, pero ¿Cuántos proyectos hay iniciados y que pocos acabados? Sin embargo, éstos mismos sufridos ciudadanos, también están revestidos por un temperamento paciente, que no existe en otros lugares de nuestra geografía. Por eso, solamente cabe preguntarse: ¿Hasta cuándo? Porque confían en que queda la buena fe, las mejores intenciones y la esperanza de la recuperación, del buen oficio y de luchar entre todos por una Ciudad mejor y más próspera en donde todos tengamos un sitio digno, feliz y garantizado.
Finalmente solicitar mis disculpas, porque he pretendido pormenorizar detalladamente, no sólo todos los resquicios de nuestra Calle Real aun consciente no sólo de muchas omisiones como anuncié al principio y de otros tantos errores supongo, sino también por incidir en tantas repeticiones y haberme extendido al paso de los acontecimientos relacionados directa o indirectamente con nuestra tan discutida Calle Real. Y esta circunstancia unida a su extensión -dieciséis capítulos- y 24.436 palabras invertidas son muchas. Pero una vez convertidas en frases y transformadas en semblanzas -si algunas de ellas han calado- aunque sea mínimamente, creo que habrá merecido la pena.
Y quizás haya resultado pesada o larga su lectura, porque desde luego ha sido extensa y no exenta de dificultades de encuadres, maquetados, rectificaciones y publicación, siempre bien resueltos y con eficacia por El Castillo de San Fernando. Pero gracias a eso me ha permitido hacerlo así por considerar que su extensión creo que ha sido necesaria, para hacerla más directa, doméstica y participativa. Viviéndola a su medida, poco a poco y pasito a paso a través de su lectura tranquila y sosegada, recreándonos así de nuestras propias emociones y de nuestros más íntimos sentimientos. Visionándola sin acritud y desde un ángulo de participación cariñosa y colectiva, donde cada ciudadano se encuentre reflejado, con su Bar, su Tienda, su Comercio, su Iglesia, con su Familia e incluso con su propia Casa.
Aunque la Calle Real, nuestra querida Calle Real, a pesar de todos sus defectos, obras y vicisitudes, sea y sigue siendo la Calle preferida y que más queremos por considerarla no sólo como nuestra Casa, sino como la Gran Casa de todos los ciudadanos e isleños unidos!! Y si lo conseguimos entre todos ¡¡También habrá merecido la pena!!.