Publicado el: Lun, 19 Ene, 2015
Opinión

La Calle Real en 16 capítulos; capítulo (I)

Vista de la Calle Real

Vista de la Calle Real.

Queridos lectores bienvenidos a este año 2015  recién iniciado en el que tengo el gusto de presentarles a todos como regalo de reyes una serie de 16 capítulos sobre la Calle Real, de la que ya anticipe unas breves apuntes, que ahora se han convertido en un trabajo de largo recorrido, que serán publicados uno detrás de otro hasta su finalización en este diario digital -tan nuestro-  y tan visitado -especialmente por los isleños- comenzando hoy con el primero:

Todos los pueblos y ciudades por pequeños o grandes que sean poseen o disponen de una calle principal.  Y como ejemplo tal es el caso de Sierpes en Sevilla, Ancha en Cádiz, Larga en Jerez. O de la Vega en Chiclana. Y cómo no aquí en La Isla!  La Calle Real. Nuestra tan criticada calle en sus diversos y distintos aspectos.  Pero a pesar de eso  ¡Nuestra  muy querida Calle Real!

Pero antes de continuar este extenso relato  he de pedir disculpas por si su lectura  resultase cansina, aunque  he intentado que sea amena y fluida añadiendo anécdotas o aportando datos y detalles históricos al paso de lo descrito.  Aclarando también que dichos capítulos se han escritos de memoria basados exclusivamente en mis vivencias personales, en la transmisión del boca a boca y en las consultas efectuadas a algunos vecinos, ciudadanos y amigos, excepto las fechas y las fotografías naturalmente. Por tanto, su largo recorrido se hace no indispensable, pero sí necesario con lo que se pretende informar al lector. Y desde luego, no estará exento de omisiones involuntarias o de errores de apreciación o de situación. Y por todo ello solicito desde ya mis disculpas esperando que sean aceptadas con la benevolencia que pueda merecer. Aunque sí diré que todo lo narrado responde exclusivamente a una muy particular visión que tengo de dicha Calle y  que  ha salido de lo más íntimo de mi corazón, de mi sentimiento y del gran cariño que le profeso a esta bendita y querida tierra nuestra que me vio nacer: la Isla de San Fernando!!.

La Calle Real fue camino real y al mismo tiempo carretera nacional IV Madrid-Cádiz. Y no sólo era el único acceso a la capital antes de construirse el puente Carranza y los desdoblamientos de las carreteras periféricas desde Los Tres Caminos para circunvalar a nuestra Ciudad. Sino que también era la única vía de comunicación terrestre posible, que tenía Cádiz además del tren  para  comunicarse  entonces con San Fernando. Y a su vez con el resto de la Península.

Hubo un tiempo que para entrar en San Fernando (que hasta el año 1813 se llamaba Villa de la Real Isla

Baterías del puente Zuazo

Baterías del puente Zuazo.

de León, en adelante y coloquialmente La Isla) viniendo desde Los Tres Caminos, había que hacerlo necesariamente por el  mítico e histórico Puente Zuazo (antes se escribía Suazo) que después de la construcción de los dos puentes casi paralelos a él, ha quedado apartado o mejor diría arrinconado al lado derecho según se sale ahora de la Ciudad. Puente que ha adquirido sin pretenderlo, todas las papeletas -si no se remedia- de convertirse en un triste cementerio abocado al deterioro, a la ruina y al olvido. Y junto a él, el -Baluarte de Alburqueque- con peor suerte todavía que dicho puente al quedarse sepultado para favorecer el trazado del tren tranvía en perjuicio de la desaparición de tan importante e histórica Batería, que fue un fortín inexpugnable durante el asedio francés al único rincón patrio que se le resistía a las tropas napoleónicas, que no pudieron entrar en la Ciudad para completar la conquista total de España.

Hoy a la derecha y antes de cruzar el puente, en un resto que ha quedado de las obras allí efectuadas hay colocada una placa que dice textualmente: ¡Aquí fue el límite  de la España libre. En este histórico puente las brigadas de Artillería e Infantería de Marina y Fuerzas Navales y del Ejército al mando del Capitán de Navío Diego de Alvear y Ponce de León con heroísmo y valor rechazando los ataques del ejército francés desde el 10 de febrero de 1810 al 25 de Agosto de 1812. Hicieron de esta piedra venerable el último baluarte de la independencia española! El Excmo. Ayuntamiento de San Fernando le dedica esta memoria. -24 de Septiembre de 2007-.  El citado resto es el único vestigio que queda de aquel importantísimo acontecimiento histórico, al cual le dedicó nuestro Ayuntamiento la citada placa, que ya por cierto apunta principio de deterioro (algunas de las letras  grabadas en negro en dicha inscripción, están perdiendo su color). Curiosamente existe otra placa como la anterior cuyo texto dice lo mismo pero recortando algunas frases.

También durante las obras del trazado del tren tranvía entre los diversos Baluartes y Baterías que existían adyacentes al puente como las Baterías de San Felipe, San Pablo, San Ignacio y los Baluartes del Ángulo, San Pedro, Santiago y del Portazgo.  Fue sin embargo en la Batería más conocida como la del Caballero Zuazo (Juan Sánchez Suazo que desde el siglo XV poseía el Señorío de dicho Puente) donde se encontraron enterrados 17 cañones así como algunas bolas y otros proyectiles evidentemente procedentes de aquellos episodios. Las citadas  Baterías se construyeron con piedras ostioneras durante la segunda mitad del siglo XVIII más bien hacía el final del mismo y su objetivo era el defensivo como quedó hartamente demostrado tanto por su efectividad como por su protagonismo en la defensa de nuestra Ciudad, impidiendo que el ejército francés penetrase en La Isla (hay quien dice que en la Batería enterrada había una placa que decía algo así como ¡Visitante acaba de pisar un trozo de suelo patrio que no pudo pisar el francés!). Y cierto o no  esa supuesta frase, no le resta ese protagonismo, principalísimo y fundamental, que tuvo el -Puente Zuazo- al que no en vano se le debe agradecer su origen romano,  paso de la Vía Augusta y al mismo tiempo acueducto para abastecer el suministro de agua a San Fernando y a Cádiz.

Y volviendo al hallazgo de los citados cañones después de su restauración, creó la incertidumbre entre los municipios de estas dos ciudades referente al lugar donde deberían instalarse,  decidiéndose por fin, que fuese en nuestra Ciudad para su exposición en aquel  -real sitio- y que fuera parte interesante del turismo cultural, que nuestro Ayuntamiento de entonces proyectaba fomentar una vez acomodada la zona para sus visitas y  recreos. La realidad es que transcurridos más de cinco años de su descubrimiento, ni una cosa ni la otra se ha realizado. La zona no se ha remodelado y los cañones siguen al raso entre el Parque de la Historia del Mar y el patio del Castillo de San Romualdo, que tampoco se terminan de acabar. ¡Cosas de La Isla!

El Real Carenero.

El Real Carenero.

En esta complicada zona que se dirime entre los municipios de Puerto Real y San Fernando, se plantea la problemática que presenta la confluencia de los dos  términos municipales por las características propias y las especiales condiciones del puente y de sus márgenes de por medio. Zona que ha quedado extrañamente acotada y a pesar del coste de la rehabilitación del Real Carenero (muy cerca de nosotros física y sentimentalmente, pero alejado nos guste o no por su emplazamiento en el término puertorrealeño) de la edificación colindante sin acabar su techumbre, así como del resanado del resto de las Baterías que quedan a las que se les han tapado sus piedras ostioneras de origen.  Por otra parte dicha zona  no representa el lugar cuidado y acondicionado, que debería suponerse por su importancia y que al mismo tiempo resultase como consecuencia agradable visitarlo.  Espacio que se pensó “potenciarlo” de cara al turismo por constituir tal vez, el lugar de referencia más importante para la Ciudad como para el resto del País y  el de nuestra Historia. Y es que su acceso tanto para peatones como para vehículos durante el día no es inaccesible, pero tampoco resulta fácil ni cómoda su accesibilidad durante la noche, prácticamente inviable debido a las carencias y a la ausencia de las proyectadas iluminaciones y a la recuperación de su entorno, que pese a las promesas y al compromiso prometido por nuestro Ayuntamiento ha quedado en el olvido hasta el momento. En suma, lo que antes era un espacio de paso obligado y al menos visible, ahora ha quedado casi oculto, apartado y tristemente olvidado por aquello de lo que no se ve, o se ignora,  parece que no existe. Y hoy no es otra cosa que un recinto descuidado, cuyo entorno está acotado y vallado con alambres trenzados…Continuará…

Sobre el autor

- Profesor, articulista y cofrade.

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