Los 'objetivos' de AFIL conquistan Punta Cantera
Cultura y Naturaleza se fundieron en la tarde del sábado con la ruta que los miembros de la recién fundada AFIL -Asociación Fotográfica Isla de León- organizaron para visitar el idílico paraje de Punta Cantera.
Una zona militar en desuso con estructuras que en su día albergaron la pólvora y ahora permanecen abandonadas a la espera de un futuro incierto a debatir entre varias administraciones: el Ayuntamiento isleño, la Junta de Andalucía y, por supuesto, el Ministerio de Defensa, al cual, hoy por hoy, pertenecen estos terrenos. Las diversas propuestas surgidas ante su inminente conversión civil, entre las que se contemplaba la construcción de una urbanización con 1800 viviendas, levantó ampollas en diversos colectivos ciudadanos que desde entonces reivindican su adecuación para uso público como Bien de Interés Turístico y Cultural.
El inexorable paso del tiempo ha traído consigo el deterioro de este antiguo enclave militar, pero también el protagonismo de unos valores naturales donde las luces del ocaso juegan con la vegetación y el azul del mar ofreciendo un espectáculo único al que los fotógrafos supieron sacar todo el partido durante la excursión. Aunque algunos visitantes optaron por la 'ruta baja' a objeto de pasear tranquilamente junto a la orilla, fue José María Cantero, integrante de la plataforma 'La otra cara de La Isla', quien arrastró a la mayoría del grupo para continuar el recorrido por la zona alta y explicar in situ la historia y algunas curiosidades de los famosos polvorines: un total de veintiséis construcciones de diferentes características arquitectónicas edificadas a lo largo de un período comprendido entre la primera mitad del siglo XVIII -para abastecer a la incipiente flota borbónica- y los años sesenta del siglo pasado.
Los más antiguos datan, aproximadamente, de 1730, cuando Ignacio Sala Garrigo, Ingeniero Superior de la Junta de Fortificaciones de Cádiz, reflexionó sobre la inconveniencia de almacenar este material en la capital gaditana y sugirió al Marqués de Castelar construir nuevas estructuras en la por entonces poco poblada Isla de León. Así nacieron San Gerónimo, San Bernardo y Santa Bárbara. Son edificios de dos cuerpos techados a dos aguas. El interior se resuelve mediante bóvedas de cañón ligeramente apuntadas para evitar un excesivo grosor en las paredes, éstas, de ladrillo en el interior y piedra de mampostear entrabada en el exterior. Cuentan con ventanas orientadas Éste-Oeste para que las corrientes de aire mantuviesen seco el interior.
Dos décadas más tarde se proyectaría, para completar el complejo, un muelle que facilitara a los operarios de la maestranza el desembarque de los barriles de pólvora. Su promotor no fue otro que Joaquín Manuel de Villena, Comisario General de la Artillería de Marina, quien, pese a obtener el visto bueno de Jorge Juan de Santacilia, ilustre marino y científico de prestigio internacional, no logró ejecutar la obra debido a las dificultades económicas. Ésta se materializaría un cuarto de siglo más tarde aunque de manera simplificada. El espigón, que parte del baluarte para adentrarse en el mar, se orienta hacia el Castillo de San Lorenzo del Puntal de Cádiz y fue un elemento estratégico en su cometido durante el resto de la centuria y parte del siglo XIX. Posteriormente se reutilizaría para el transporte de pasajeros en bajamar hasta su definitivo abandono. De la misma época que el espigón es la muralla artillada que protege el conjunto y que poseía también la función de prevenir posibles ataques franceses al Arsenal de La Carraca.
A la muralla, al espigón y a los tres polvorines originales -de los que sólo dos han sobrevivido- se suman otros muy posteriores datados en los años treinta y sesenta. Asimismo Punta Cantera completa su Patrimonio militar moderno y contemporáneo con restos de culturas líticas de la prehistoria reciente, un alfar romano, el desaparecido caserío de Fadricas -que acabó dando nombre a la zona-, un acueducto "para las aguadas de su majestad" y el citado lazareto, construcciones que tampoco existen en la actualidad.
Fue precisamente en el espigón donde ambos grupos se reunieron para descansar, intercambiar impresiones y observar con detenimiento la famosa firma de Debruille: marca seguramente grabada en los muros del baluarte por alguno de los Cien Mil Hijos de San Luis con fecha de 1824. El historiador del Arte Rafael Ibáñez, aprovechó para sugerir algunos apuntes sobre elementos arquitectónicos que hacían intuir "cierta intención artística a pesar de la naturaleza puramente utilitaria de esta construcción".
De allí partieron a La Casería pasando por el embarcadero conocido como 'de la casa blanca' y algunas construcciones de época más reciente situadas donde antaño se ubicara el Lazareto de Infante, institución encargada de hacer frente a los brotes de fiebre amarilla tan frecuentes en la época. La toma de fotos continuó al concluir la ruta con los últimos rayos del sol reflejados sobre las aguas de la Bahía de Cádiz, momento que se llevó el protagonismo de todos los objetivos.
Entre los presentes se encontraban muchos de los miembros de AFIL, con su junta directiva al completo, algunos integrantes de las plataformas 'La otra cara de La Isla' y 'Patrimonio La Isla', así como miembros de la asamblea local de Izquierda Unida. Se echó en falta la presencia de Miguel Ángel López Moreno, defensor a ultranza de este rincón patrimonial y autor de un libro sobre su historia titulado 'La heredad de Fadrique'. Expertos en diversas ramas de la cultura, como el ya mencionado Ibáñez o la artista María de la Luz Reyes tampoco perdieron la oportunidad de llevar consigo sus respectivos equipos fotográficos para captar la magia de este recorrido que, a buen seguro, será el primero de muchos.
Mis felicitaciones a todos los que asistieron a esta magnifica actividad, en la que imperó el compartir conocimientos sobre la zona y sobretodo prácticar, objetivo final de la AFIL, la fotografía y a través de ella en conocimiento y belleza de nuestro entorno natural. Mi enhorabuena de nuevo a todo los componentes de esta gran Asociación, a la que le auguro un magnifico futuro, si se sabe poner los cimientos y el cariño necesario para que seamos cada vez más los afiliados a ella.
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